Armenios y azerbaiyanos libraban el sábado “intensos combates” en la mayor parte del frente en Nagorno Karabaj, mientras las autoridades de Ereván aseguran que Bakú lanzó una gran ofensiva en el séptimo día de hostilidades.
El presidente de este territorio separatista, Arayik Harutyunian, vestido con uniforme militar, declaró a los periodistas que había comenzado “la última batalla” por Nagorno Karabaj, añadiendo que se unía al frente para combatir junto a sus tropas.
El ejército separatista “logró detener el ataque a gran escala del enemigo”, indicó por su parte la portavoz del ministerio de Defensa, Shushan Stepanian, en su página de Facebook, a la vez que mencionó “intensos combates” y que “las fuerzas armenias contraatacaron en uno de los sectores del frente”.
En la capital Stepanakert, blanco por primera vez de disparos de artillería el viernes, se volvieron a oír explosiones el sábado por la mañana, constató un corresponsal de la AFP.
“Salí de mi casa y cinco o diez minutos después ‘bum’, una explosión. Afortunadamente, no había nadie en casa”, cuenta a la AFP Nelson Adamian, de 65 años.
En este contexto, la diplomacia de la región separatista llamó el sábado a la comunidad internacional a “reconocer” la independencia” de Nagorno Karabaj, calificando esta medida como el "único mecanismo eficaz para restablecer la paz”.
Nagorno Karabaj, territorio azerbaiyano poblado mayoritariamente por armenios, se independizó de Azerbaiyán en 1991, provocando una guerra que se cobró 30.000 vidas. El frente está casi congelado desde entonces, pese a combates regulares.
“Objetivo histórico”
“El enemigo desplegó tropas reforzadas. Nuestros soldados muestran una resistencia heroica”, declaró en Facebook el portavoz del ejército armenio, Artsrun Hovhannisyan.
Arayik Harutyunian declaró en el mismo tono a los periodistas que “la nación y la madre patria están en peligro”.
Por su parte, el presidente azerbaiyano, Ilham Aliyev, reiteró su llamado a la retirada de las fuerzas armenias de los “territorios ocupados” azerbaiyanos como “condición previa” a un alto el fuego.
“Vamos a recuperar nuestros territorios, es nuestro derecho legítimo y nuestro objetivo histórico”, declaró en una entrevista con la cadena de televisión Al Jazeera.
“No podemos esperar 30 años más [...] El conflicto de Karabaj debe solucionarse ahora”, subrayó.
El ejército azerbaiyano afirmó que 19 pueblos azerbaiyanos fueron el blanco de disparos armenios por la noche y aseguró que había tomado “medidas firmes de represalia”, reivindicando en especial la toma de posiciones separatistas.
Las autoridades armenias anunciaron el sábado la muerte de otros 51 soldados separatistas, por lo que el balance, muy parcial, desde el inicio de las hostilidades el pasado domingo se eleva a 242 muertos: 209 soldados de Karabaj, 14 civiles armenios, y 19 civiles azerbaiyanos. Bakú no comunica sus pérdidas.
Cada bando reivindica sin embargo éxitos desmentidos por el otro y da cuenta de la muerte de cientos de soldados enemigos cada día. Los armenios aseguran que más de 3.000 soldados azerbaiyanos murieron desde el domingo, mientras Bakú afirma haber matado a 2.300 militares armenios.
“Preocupación” de potencias extranjeras
Las dos partes en conflicto ignoran por el momento los múltiples llamados de la comunidad internacional a un alto el fuego, como el del viernes del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que reclamó “un fin inmediato de las hostilidades”.
Rusia, Estados Unidos y Francia, los tres países implicados en la mediación en este conflicto, reclamaron igualmente, en vano, un alto el fuego.
Muchas potencias, como Rusia, Turquía o Irán, tienen intereses en esta zona del sur del Cáucaso.
Otro de los asuntos de preocupación es el supuesto envío de combatientes proturcos, especialmente sirios, al frente en apoyo de Azeribayán. Ankara es un aliado de Bakú y el presidente Recep Tayyip Erdogan, a diferencia de otros dirigentes, no llamó a un alto el fuego, pero pidió la retirada de los armenios.
Sin nombrar directamente a Turquía, el presidente ruso Vladimir Putin expresó por primera vez su “profunda preocupación” al respecto durante una conversación con el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan.
Francia afirmó con anterioridad que 300 combatientes “yihadistas” salieron de Siria en dirección a Azerbaiyán, pasando por Turquía, lo que constituye una “línea roja”.
A pesar de que Bakú lo niega, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), registró la muerte de al menos 28 combatientes proturcos desde el inicio de los combates.