Uno de los motores para mover la economía de los países es el sector de la construcción, y en México este rubro se encuentra en una depresión que comenzó antes de la pandemia y que se acentúo después de ésta.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reportó que durante abril la producción de las empresas constructoras se contrajo 1.8%, y desde agosto del año pasado se mantiene atascada con apenas un 0.1% de crecimiento.
Lo preocupante es que el sector está apoyado por el crecimiento de Tabasco, y cuando se terminen las megaobras en ese estado, el indicador del valor de la construcción tenderá a descender.
La mayor participación de los subsectores de la construcción siempre se refleja en la vivienda, lo mismo que en las edificaciones industriales, comerciales y de servicios; entre ambos contribuyen con el 40.7 por ciento del sector.
Otro 21.4% lo constituye la construcción de infraestructura para el transporte y urbanización. Es decir, que esos tres conceptos sumados representan dos terceras partes del renglón.
La construcción de la nueva refinería de Dos Bocas, en Tabasco, así como la construcción de oleoductos y gasoductos, además de las reconfiguraciones de las plantas existentes de Pemex, representan un 14.6%, pero ya que concluya su construcción se registrará un nuevo desplome en uno de los sectores económicos más importantes del país.
Del 100% de la construcción que hay hoy en México, el 12.3% corresponde a Tabasco, un 10.8% a Nuevo León; un poco más lejos, el estado de México con 7.9%, y Jalisco con 7.8 por ciento.
De la obra que se genera en Tabasco, sólo el 2.3% corresponde a edificación de vivienda o comercial e industrial; el 3.5% a telecomunicaciones y electricidad, pero un 64.9% corresponde a la refinería que se
inaugurará el próximo mes.
En diciembre de 2017, el valor de la construcción era de 33 mil 692.5 millones de pesos, el mayor nivel en la historia de este sector, pero para abril de este año, esa cifra se ha reducido a 23 mil 795 millones de pesos, una caída de 29.4 por ciento.
Entre diciembre de 2017 y febrero de 2020 (que se considera el punto prepandémico) ya existía una caída de 20.2%, mientras que desde el punto prepandémico al día de hoy se percibe una contracción de 11.46 por ciento.
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