Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), las tensiones en geopolítica traerán pérdidas de hasta 2% del Producto Interno Bruto (PIB) global, debido a la incertidumbre que genera sobre las cadenas de valor en el mundo.
La guerra entre Ucrania y Rusia es un claro ejemplo de lo que puede provocar un conflicto de geopolítica, desde elevar los precios de las materias primas que estos dos países producen, como granos, fertilizantes, metales, energéticos, entre otros, hasta el haber interrumpido el sistema de pagos, factores que obstaculizaron el comercio global, que a la vez alimentó la inflación que dañó al mundo durante 2022.
De desviarse las latentes tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, según cálculos del FMI, podría reducir en aproximadamente 15 % las inversiones bilaterales de cartera y el crédito bancario. Lo anterior podría causar una brusca reversión de los flujos de capital extranjero, un impacto más significativo en las economías de mercados emergentes, en las que estaría incluido México.
Esto sucedería porque se daría un incremento en los costos de financiamiento de los bancos y una reducción en la oferta de crédito al sector privado, por lo que se daría una escasez de capital para producir.
El Fondo Monetario Internacional pidió, “que los bancos y las instituciones financieras no bancarias deben mantener colchones adecuados de capital y liquidez destinados a mitigar las consecuencias adversas de los crecientes riesgos geopolíticos”. Aunque es una recomendación válida del FMI, los recientes informes del sector bancario global han destapado problemas puntuales que podrían extenderse a bancos de mayor envergadura.
