WASHINGTON, EU.- La rivalidad entre Taylor Swift, la cantante de música country de Tennessee, y el rapero de Chicago Kanye West fue más allá de la música y las ceremonias de entrega de premios: la primera ahora es criticada por Donald Trump mientras el segundo será recibido por él en la Casa Blanca. Durante el fin de semana, Swift se metió en el terreno político, abandonando la reserva que suele mostrar sobre el tema. La estrella del pop de 28 años, usualmente “reacia” a compartir su opinión, dijo que votaría por los candidatos demócratas en las elecciones legislativas de mitad de período en su estado natal de Tennessee. Justificó su elección al resaltar las causas que le importan: la lucha contra el racismo, los derechos de las minorías LGBT y la igualdad de género. Tennessee, cuna de la música country adonde se mudó cuando era adolescente, es un estado del sur conservador, mayoritariamente blanco y donde Donald Trump se impuso con facilidad en las elecciones presidenciales de 2016. Teniendo en cuenta su estatus de superestrella en Estados Unidos (con más de 30 millones de álbumes vendidos), tal posición sorprende, especialmente a su público, generalmente blanco, familiar de y clase media. Previsiblemente, muchos de sus fanáticos han expresado su decepción y enojo en las redes sociales. El lunes fue el presidente Donald Trump, quien suele estar atento a los comentarios de las celebridades sobre su gobierno, quien reaccionó diciendo que a partir de ahora le gustaba “menos” la música de la estrella pop. Casualmente, la Casa Blanca anunció al día siguiente que el multimillonario republicano recibiría a Kanye West el jueves para almorzar en la Casa Blanca. El rapero es uno de los pocos partidarios del presidente en el mundo del rap, la música y el espectáculo en general. En la agenda, de acuerdo con la Casa Blanca, hay discusiones sobre la reforma penitenciaria y la violencia en Chicago. Ninguna mención a Taylor Swift, blanco común de sus respectivas críticas.
“Te dejaré terminar”
Todo comenzó en 2009 durante la ceremonia de los premios MTV Video Music Award. Esa noche la cantante de pop recibió el premio al mejor videoclip, cuando Kanye West interrumpió su discurso para decir que Beyoncé, también en la carrera, merecía el premio.
Taylor, estoy muy feliz por ti y te dejaré terminar, pero Beyoncé tuvo uno de los mejores videos de todos los tiempos”, señaló.
Indignación en Estados Unidos. Beyoncé consoló a Swift, quien tenía 19 años y estaba visiblemente afectada por lo ocurrido, y Katy Perry opinó que el gesto de Kanye West había equivalido a “pisotear a un gatito”. Incluso el presidente Barack Obama intervino, acusando al rapero de ser un “imbécil”. Los años pasaron, y Kanye West continuó con las provocaciones. La estrella lanzó en 2016 un nuevo álbum en el que se refiere a la cantante como “zorra”, y asegura que ha contribuido a su fama y que podría tener relaciones sexuales con ella. Poco después, anunció su apoyo a Donald Trump. Después de su elección, incluso se reunió con él en su casa en la Torre Trump en Nueva York para discutir el espinoso tema de la violencia en Chicago. Desde entonces, quien se hace llamar “Ye” se ha alejado de su mentor y amigo Jay-Z, detractor público de Trump. Y lanzó en una entrevista que la esclavitud era una “elección” de los negros y usa gorras con el eslogan de la campaña de Trump, “Make America Great Again”. Los republicanos ahora le dedican elogios, pese a que representa un género musical a menudo vilipendiado por la derecha estadounidense. Lejos quedó el Kanye West de 2005 que sorprendió a Estados Unidos al declarar en la televisión después del huracán Katrina: “A George Bush no le importan los negros”. Por el contrario, Taylor Swift ya no tiene olor de santidad para los conservadores. “Taylor Swift tiene todo el derecho de hablar de política, pero eso no tendrá un impacto en la elección siempre y cuando impidamos que las niñas de 13 años voten”, escribió en Twitter el exgobernador republicano de Arkansas y candidato Mike Huckabee. RB