Iñaki Blanco Cabrera, exfiscal de Guerrero, compareció ante la Fiscalía General de la República por el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014.
Al salir de la comparecencia, el exfuncionario cuestionó los testimonios que la Fiscalía General de la República (FGR) tiene sobre el caso de los normalistas.
El exfiscal de Guerrero afirmó que la base de la investigación"se sostiene”, y lo que hoy indaga la FGR es el grado de participación que pudieron tener algunas autoridades.
Aseguró que se hicieron precisiones sobre su actuación en el desarrollo de la investigación en el caso de los normalistas.
Blanco aseguró que es delicado que el Ministerio Público de FGR se base en testimonios de algunos delincuentes como Gildardo López Astudillo ‘El Gil’, y Abigael González Valencia ‘El Cuini’.
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Aseguró que hizo acotaciones y observaciones sobre el testimonio del testigo que se nombró como ‘Juan’, “quien no es otro que Gildardo López Astudillo”; al que, aseguró remitió varias inconsistencias y contradicciones de lo ocurrido.
Precisó que le fue preguntado detalles sobre el involucramiento de algunos elementos de la Policía investigadora ministerial; “que como lo he señalado siempre, si se dio una situación como esa, habrán de responder a título individual, a título personalísimo y no necesariamente institucional”.
Asimismo, confirmó que permanece en calidad de testigo y desconoció si será llamado una vez más a declarar por el asunto.
Relación con el crimen organizado
Además, declaró a la prensa que la autoría material e intelectual de los hechos radica en una organización delictiva conocida como Guerreros Unidos.
Sostuvo que como pruebas de sus declaraciones, aseguró existen intervenciones legales de la DEA (Administración de Control de Drogas), donde se recabaron chats.
“Tienen que ver con trabajos del Ejército, en donde queda más que claro que fueron las cabezas de los Guerreros Unidos, sus gatilleros, sus lugartenientes, de los que tuvieron que ver en este hecho”, afirmó Iñaki Blanco.
Indicó que en su “experiencia como procurador como fiscal como agente del Ministerio Público siempre fui enemigo de utilizar este tipo de testimonios”.
Argumentó al respecto que “son personajes como usted bien señala, con vínculos estrechos con la delincuencia organizada y que muchas de las veces son capaces de vender su alma al diablo con tal de aportar supuesta información sobre un determinado hecho en este caso”.
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