Tras el paso del huracán ‘Otis’ por México, y la estela de destrucción que dejó en Acapulco, los huracanes y sobretodo sus nombres, se vuelven motivo de temor tras su paso.
Y es que bautizarlos con nombres de personas, más que polemizarlos, buscan simplemente identificarlos para su localización y seguimiento.
Al momento, en México suman 16 ciclones con nombre en esta temporada de huracanes 2023, de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
¿Cómo se nombran a los huracanes?
De acuerdo con la Organización Metereológica Mundial (OMM), cada año, previo a la temporada de huracanes, que va de septiembre a febrero, se cuentan con los nombres que tormentas, ciclones y huracanes tendrán para la temporada.
Asimismo, estos nombres, de mujeres y hombres, que contienen cada letra inicial del abecedario, son reutilizados cada seis años a nivel mundial.
Al respecto, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), detalla que los nombres utilizados esta temporada, se repetirán en 2029.
¿Existen nombres que no puedan bautizar huracanes?
Desde 1979 se utilizan nombres de mujeres y hombres, cuando antes de esa fecha, la OMM sólo bautizaba fenómenos con nombres femeninos.
Asimismo, se comenzó a nombrar huracanes por el día en que se pronosticaban, según el santo del día en cuestión, sin embargo, la práctica cayó en desuso, pues “su poder destructivo azotaba con mayor fuerza alguna región”.
Sobre este punto, en México por ejemplo, huracanes devastadores han dejado de aparecer en la lista repetible cada seis años por la “mala fama” tras su paso.
Por ejemplo, México solicitó al organismo retirar los fenómenos “Ingrid” y “Manuel” de su lista en 2014. luego de su paso por el país.
Al respecto, la OMM señala que los nombres de huracanes pueden cambiar o intercambiarse “cuando un huracán provoca pérdidas mortales, así como cuantiosos daños materiales”.
Nombres femeninos
Hasta la década de los 50, los huracanes eran bautizados con el nombre del santo del día en el que ocurría el fenómeno; pero el meteorólogo Clement Wragge, comenzó usando apelativos sin un criterio fijo, luego usó nombres de políticos con los que no simpatizaba y posteriormente con nombres femeninos.
La práctica se convirtió en un hábito después de 1953, por lo que otorgaron un nombre de mujer a los huracanes más dañinos de la época, como Audrey, Donna, Flora e Inés. Esto, según The New Yoek Times, era una tradición marítima de escoger apelativos de mujer para tormentas o los barcos.
Sin embargo, a partir de 1978, se empezaron a alternar los nombres, con apelativos masculinos.
agv
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