Dada la enorme cantidad de secuelas que puede dejar la infección de Covid-19, lo poco específicas que son y la gran variabilidad que presentan los síntomas tanto en intensidad como en duración, para los adultos es un problema saber y reconocer que tienen esta afección conocida como Covid larga o persistente; pero para los niños es mucho peor.
Sin embargo, gracias a un estudio y revisión que se hizo en el Children’s Hospital de Los Ángeles, como parte de la iniciativa que se está haciendo con el patrocinio de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos llamada Investigación sobre Covid para Mejorar la Recuperación (o simplemente RECOVER), es posible tener información que, aunque todavía tiene muchas lagunas, nos permita tener una buena idea sobre si un niño tiene o no Covid larga.
Por un lado, se calcula que alrededor de 8% de los niños y jóvenes menores de 18 años en EU (5.8 millones) han experimentado síntomas que persistieron mucho después de la infección inicial, pero ese rango varía desde los dos meses hasta los casos en que no desaparecieron en los dos años que duró el estudio publicado hoy en la American Academy of Pediatrics.
Secuelas principales
Los síntomas más comunes de la Covid larga en menores de edad son: fatiga, dolores de cabeza persistentes, debilidad, dolor musculoesquelético, dificultad para respirar, pérdida del gusto y el olfato y mareos.
Además, entre 2 % y 44 % de los niños con Covid prolongado pueden experimentar dificultades de concentración, conocidas como confusión mental, después de un esfuerzo físico o mental. La combinación entre confusión mental y fatiga, que por los síntomas se parece a la encefalomielitis miálgica o síndrome de fatiga crónica, puede durar menos de seis meses o más y afectar la función diaria.
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Desafortunadamente, existe poca relación entre cómo se padeció la infección y el desarrollo de las secuelas; de hecho, el estudio encontró que menos de la mitad de los menores (45%) que desarrollaron Covid persistente experimentaron síntomas de la infección Covid-19.
Una infección inicial por Covid más grave aumenta el riesgo de padecer secuelas. También contribuyen factores como la edad (mientras más avanzada, más riesgo), la cantidad de sistemas de órganos afectados por la infección inicial, afecciones médicas subyacentes y mayor peso corporal.
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Secuelas adicionales y problemas relacionados
La Covid persistente también se relaciona con la nueva aparición de diabetes de tipo 1 y tipo 2, y ésta se puede desarrollar alrededor de un mes después de la infección inicial.
Otra afección asociada tanto a la infección aguda como a la Covid larga es el síndrome inflamatorio multisistémico en niños, que implica daño cardíaco, ritmos cardíacos irregulares y anomalías de la conducción. Afortunadamente, este problema no suele durar más de seis meses.
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La Covid larga puede además agravar afecciones respiratorias crónicas como el asma, aun si éste problema no empeoró con la infección inicial, lo hace en los seis meses posteriores a la infección; también puede empeorar la fibromialgia y los trastornos del tejido conectivo, como el síndrome de Ehlers Danlos o el de Marfan.
Los pediatras están subdiagnosticando la Covid larga, puntualizó John Wood, coautor del estudio, en un comunicado del Children’s Hospital de Los Ángeles. “Algunos creen que los niños no contraen la Covid larga y otros simplemente no conocen los signos y síntomas. Creo que el gran ‘valor añadido‘ de este estudio publicado es que proporciona algunas de las ‘huellas dactilares‘ características que los pediatras pueden utilizar para reconocer el Covid prolongado”.
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