Columna Invitada | 2020, un año de riesgos para México

28 de Noviembre de 2024

Columna Invitada | 2020, un año de riesgos para México

El paquete económico que aprobará el Congreso debe ser sumamente responsable, considerar el estancamiento interno

Todos los análisis de entidades públicas y privadas, tanto internos como externos, indican de manera clara que la economía mexicana está estancada. De un crecimiento del 2.3% en 2018, estamos presentando para este año 2019 un crecimiento del 0.1% y se pronostica que el año cerraría no más del 0.5 por ciento.

Este hecho encuentra explicación en cuestiones de decisiones de política económica interna, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), el freno a la apertura energética y la lentitud en el ejercicio del gasto público federal, producto natural del cambio de gobierno. A lo anterior se han sumado los episodios en los que el presidente Donald Trump, a lo largo de este año ha enviado mensajes con temas que amenazan la posibilidad de una mayor integración estadounidense. Esta situación ha mermado notablemente la confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros, generando una importante incertidumbre que frena las inversiones que son justamente lo que detona el crecimiento de cualquier economía.

Si bien en últimas semanas el propio presidente Andrés Manuel López Obrador —a través de su jefe de oficina, Alfonso Romo— ha dado señales positivas de acercamiento con el sector privado, que es de quien provienen seis de cada siete pesos en inversión y uno solo del Estado, y que encontró su mejor punto con el anuncio de que continuará con el suministro de gas al país en sentido opuesto y positivo a la cancelación del NAICM a casi un año de distancia.

›En este sentido, nuestro gobierno deberá presentar este 8 de septiembre ante el Congreso de la Unión un paquete económico sumamente responsable, que atienda no solamente la necesidad de agilizar el gasto público para que detone el crecimiento y la distribución del ingreso de manera más equitativa, sino a la necesidad de incrementar la confianza de los sectores productivos en invertir y necesariamente el entorno internacional que se presenta sumamente adverso, lo que ahora sí sumará lo negativo del sector externo, a las propias complicaciones internas que hemos generando.

Para reactivar la confianza del sector privado en la política económica del gobierno del cambio ya se están dando los primeros pasos, como los esfuerzos por parte de la Presidencia por acercarse y anteponer el freno a la corrupción como principio y fin de la política económica; aspecto que todos agradecen, a la luz de los actos de corrupción e impunidad del pasado reciente.

No obstante, es el sector externo el que se presenta adverso y en donde no tenemos control. Antes de que cierre el año tenemos para octubre el Brexit, un caso en el que el primer ministro de Gran Bretaña ya ha advertido que habrá salida de la Unión Europea. Esto impactará de manera directa a Europa y al mundo entero; en tanto, será la muestra de que una mayor integración global con base a la estabilidad financiera y el libre comercio, probablemente no será ya posible. Este es el impacto real del Brexit, el mensaje que se envía contra la integración global, lo que abrirá la puerta a años de incertidumbre internacional.

Otro de los factores de alto riesgo internacional seguirá siendo la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que no es otra cosa que el inicio, más bien, de la guerra por la supremacía tecnológica del llamado G5 para los próximos 50 años, cuando menos. En este sentido el tema Estados Unidos–China va a seguir generando incertidumbre y freno al crecimiento mundial por un tiempo, lo que tiene una implicación, al principio positiva para México, pero que en el mediano plazo afectará a todas las naciones incluida la nuestra.

Sin embargo, al margen de esta batalla por la supremacía global, lo que más debe alertar de manera notable a nuestro país es la inminente recesión de la economía global, que el consenso global la coloca para el 2020. Puede llegar a ser más profunda de lo que se quisiera, precisamente por la guerra comercial–tecnológica de Estados Unidos y China, algo que ya está impactando de forma importante a economías como Alemania, Francia e Italia, que ya muestran un endeble crecimiento.

Bajo esta lógica se esperan malas noticias para los países emergentes, como el nuestro, que son productores y exportadores de materias primas; y se espera que el precio del petróleo, por ejemplo, podría llegar a 40 dólares por barril. Este hecho puede llevar a presionar de manera importante a las finanzas públicas en la medida de que el paquete económico estaría presupuestando los ingresos con base en un precio promedio del barril entre 52 y 55 dólares, pero hasta ahora se desconoce si el presente gobierno comprará coberturas de crudo en los mercados internacionales. El no contar con cobertura petrolera por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) puede representar un serio riesgo que llevaría a recortes al gasto durante la marcha de 2020. Al mismo tiempo se presentará un contexto internacional en el que sí bien hasta ahora hemos sido parcialmente beneficiados por la guerra comercial que ya hemos mencionado, la recesión mundial hará que nuestro sector exportador no petrolero sufra una importante baja, producto de las menores compras de productos mexicanos.

Los mercados financieros internacionales igualmente, presentarán turbulencia y, por tanto, aversión al riesgo en especial hacia las economías emergentes entre las que se encuentra México y que no ha dado pasos más firmes para consolidar la confianza entre los inversionistas.

Lo anterior estará inmerso en un contexto de política monetaria global de bajas en las tasas de interés con el objeto de atemperar los efectos de la recesión mundial que se presume estaría presente en 2020 y que incrementará el diferencial de tasas (spread) entre las naciones desarrolladas y las emergentes. En este sentido se esperaría que el Banco de México disminuya su tasa

de interés de referencia en,

al menos, 50 puntos básicos, para llevarla del 8 al 7.5 por ciento.

Todo esto presionará negativamente al tipo de cambio, pues se estima que el dólar se ubicará por arriba de los 20 pesos lo que, no obstante, podría no presionar a la inflación, ya que estaría contenida por la menor tasa de crecimiento que se espera para el siguiente año en donde la SCHP deberá de pronosticar de manera responsable una tasa de crecimiento para nuestra economía de entre el uno y 1.5% y, en caso de materializarse una recesión aguda, tendría que ser rebajada aún más. Para compensar el gobierno también deberá de prever recortes al presupuesto desde este año en alrededor de 300 mil millones de pesos y apretar fuertemente a los contribuyentes vía actos de fiscalización quizás agresivos.

›Finalmente, la aprobación del T-MEC por parte de nuestro socio comercial estadounidense traerá elementos adicionales que, si bien todos apuestan a que finalmente sea aprobado porque representa 600 mil millones de dólares y que sólo con México y Canadá como aliados podrá EU hacer frente a China, paradójicamente el proceso de discusión y aprobación estará inmerso en un riesgo adicional para la economía mexicana. Este riesgo se materializará durante el proceso de reelección del presidente Trump, en donde un discurso proteccionista y antimexicano serán las constantes, lo que detendrá significativamente muchas de las inversiones extranjeras que están a la espera justamente de que este acuerdo sea aprobado.

Entre los riesgos latentes y reales que enfrentará México, que de por sí tiene una economía en vías del estancamiento real, figuran el Brexit que desinflará a Europa y causará la desaceleración de la economía mundial encaminada a la recesión, la guerra entre Estados Unidos y China por la hegemonía mundial en materia comercial y tecnológica, la volatilidad de los mercados financieros en un contexto de disparidad de tasas de interés entre países desarrollados y emergentes, y la baja generalizada en el precio de las materias primas.

Uno de los factores de alto riesgo internacional seguirá siendo la guerra comercial entre Estados Unidos y China, que no es otra cosa que el inicio, más bien, de la guerra por la supremacía tecnológica del llamado G5 para los próximos 50 años, cuando menos.

*Doctor en Desarrollo Económico y Derecho. Profesor en la Universidad Panamericana, Ibero y TEC de Monterrey.