El abogado Jesús Hernández Alcocer, a quien ahora políticos y funcionarios pretenden desconocer, comenzó desde el primer momento a pedir favores y a cobrar otros, con tal de evitar la cárcel por el asesinato de su esposa Yrma Lydya.
La noche del crimen, su familia trató de contactar al equipo del secretario Omar García Harfuch, lo mismo que a funcionarios de la primera línea de la Fiscalía Capitalina, y por supuesto del Tribunal Superior de Justicia; incluso a sus amigos en el Ejército, incluyendo al general Audomaro Martínez Zapata.
Pero aseguran que ningún servidor público de primer nivel les tomó la llamada, y desde el Tribunal y las fuerzas castrenses le hicieron saber que no era el momento.
Lo que no se sabe es cuánto dure la paciencia de Hernández Alcocer, antes de que, tras ignorarlo, comience a evidenciar tratos oscuros de sus amigos. Esto porque no funcionó borrar pruebas para ser exonerado, además de provocar que testigos clave en el restaurante Suntory se fueran sin tomarles sus datos para ubicarlos, incluso que al menos cuatro escoltas estén “desaparecidos” con posibles pruebas, y aparentemente se cambiara de ropa para no tener rastros de pólvora.