WASHINGTON - Un asesor espiritual de alto rango de la campaña de Hillary Clinton en 2008, cuando peleaba la candidatura presidencial con Barack Obama, acusado de acosar sexualmente repetidamente a una joven subordinada, fue mantenido dentro del equipo cercano a petición de la propia demócrata, de acuerdo con cuatro personas familiarizadas con los hechos revela este viernes The New York Times. Burns Strider estuvo varias semanas sin recibir su sueldo y se le ordenó someterse a terapia, mientras que la mujer agredida fue reasignada a otro puesto. La aspirante demócrata no hizo caso entonces a su coordinador de campaña, quien recomendó despidiera al Strider. Strider fue despedido pero años más tarde. Durante la campaña de 2016, en la que lideraba un grupo de apoyo durante la candidatura presidencial, nuevamente por otra acusación de acoso a un joven asistente, según tres personas cercanas a la gestión. En respuesta al Times, los representantes legales de la campaña respondieron que el asunto fue tratado apropiadamente y de acuerdo a las políticas del instituto político.
Para garantizar un ambiente de trabajo seguro, la campaña tuvo un proceso para abordar las quejas de mala conducta o acoso. Cuando surgieron las cuestiones, se revisaron de acuerdo con estas políticas, y se tomaron las medidas adecuadas ", dijo la declaración. “Esta queja no fue una excepción”.
La experiencia de la mujer y la reacción a ella no se habían revelado hasta ahora. Antes, los ex colaboradores de Clinton no habían estado dispuestos para discutir este tipo de eventos y su difusión. Pero eso cambió a raíz del movimiento #MeToo, en el que docenas de hombres en todo el país y en diferentes industrias han sido despedidos o suspendidos por mala conducta sexual. La denuncia contra Strider fue hecha por una mujer de 30 años que compartió una oficina con él. Ella le dijo a un oficial de campaña que le había acariciado los hombros inapropiadamente, la besó en la frente y le envió una serie de correos electrónicos lascivos, incluyendo al menos uno durante la noche. La queja fue llevada a la directora de la campaña, quien se acercó a la candidata e instó a que Strider, que estaba casado en ese momento, fuera despedido. Hillary lo rechazó. Clinton se ve manchada por esta nueva polémica, sobre la que no se ha pronunciado pese a haberse perfilado como la máxima defensora de las mujeres, y citada por los impulsores del famoso hashtag. En los últimos meses también se le ha criticado por su cercana amistad con Harvey Weinstein, con quien comenzó la reciente ola de amplio rechazo hacia el acoso y el abuso sexual. FR/EC