Esta capa social está integrada por 44 millones de personas, pero basta con que muera el proveedor o que sobrevenga una enfermedad para caer en la pobreza
Francisco Pazos y Luis León
El debate está en la mesa sobre cuántas clases económicas hay en la sociedad mexicana, mientras el Estado no ha tenido las capacidades para ponerse de acuerdo y transparentar los índices de la realidad económica que hoy enfrenta nuestro país, situación que aprovechan organismos financieros regulados o no para ofrecer salidas fáciles a los difíciles escenarios económicos de los mexicanos.
Para la clase media, sostener su nivel y ritmo de vida es cada vez más complicado por la situación económica que atraviesa la nación, que no necesariamente es la que reflejan las cifras macroeconómicas. Los mexicanos que se consideran en este nivel socioeconómico se aferran a su estatus, a pesar de la pulverización de su poder de compra, a costo de todo, hasta de la seguridad económica a largo plazo.
La edad productiva de la clase media en México oscila entre los 24 a 60 años, alcanzando 36 años promedio de plenitud lucrativa por sus servicios prestados. A lo largo de esa vida laboral, en promedio, este sector destinará 4.4 años para la compra de un automóvil y 3.2 para pagar un crédito personal, que a su vez usa para pagar deudas u otros gastos. Utilizarán entre ocho y diez créditos de este tipo a lo largo de su vida para conservar su statu quo, reduciendo la posibilidad de dar el salto en la movilidad social hacia una situación más holgada.
La vida de un crédito por un monto promedio de 183 mil pesos para la adquisición de un automóvil es de alrededor de 53 meses, mientras que un préstamo personal tiene una duración media de 39 meses con un saldo promedio de 106 mil pesos, según datos del Banco de México (Banxico).
Según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 42.4% de los hogares, en donde vive 39.2% de la población total del país, son de clase media. En tanto que, 2.5% de los hogares son de clase alta, en ellos vive sólo 1.7% de la población; mientras que en el otro lado del espectro social está el 55.1% de los hogares en los que desarrolla su vida 59.1% de los mexicanos.
Para el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), sólo 42.6% de la población se ubica en el rango de pobreza, según cifras del 2010. Aunque en su Informe de Evaluación de la Política de Desarrollo Social 2016, el porcentaje aumentó de 45.5 a 46.2, con respecto a 2012, lo cual representó un aumento de dos millones de personas en condiciones de pobreza. En contraparte, la pobreza extrema se redujo de 9.8 a 9.5 por ciento en 2014, y son 87 mil personas aproximadamente las que dejaron dicha condición. Lo que en el fondo representó dos millones de personas que ya no pertenecen a la llamada clase media.
Entre 2010 y 2014, el poder adquisitivo del ingreso laboral promedio anual disminuyó 5.5 por ciento; mientras que entre 2014 y 2016, el poder adquisitivo del ingreso aumentó 5.9 por ciento. Un aumento de sólo 0.1% en seis años. Pero el incremento de la inflación a partir de octubre 2016, en especial en enero de 2017 tras el aumento a las gasolinas, abatió lo ganado en poder adquisitivo en los últimos dos años.
Cerca de la pobreza
Para el INEGI, 12.3 millones de hogares y 44 millones de personas constituyen la clase media en el país. Según su última medición, tres cuartas partes de este sector vive en las ciudades. La inercia social obliga a esta clase a mantenerse en ella, aunque sea de prestado.
La clase media mexicana es la población susceptible de caer en la clasificación de pobres ante eventos catastróficos al interior de los núcleos familiares; como la pérdida del principal proveedor, enfermedades o accidentes graves de alguno de sus integrantes, factores decisivos para que este segmento de la población recurra al endeudamiento o pérdida de su patrimonio, pero no son los únicos factores en juego, lo son también la hiperinflación o recesión económica en el escenario macroeconómico.
Préstamos urgentes
Un síntoma de la pulverización de los salarios se refleja en los datos que arroja la empresa Prestadero, plataforma digital de préstamos de persona a persona, en su informe anual “Para qué piden un crédito los mexicanos 2017” se observa que 63.2% de los solicitantes de un crédito lo usó para pagar otra deuda. Además, representó un incremento en el monto promedio de crédito otorgado, que pasó de 79 mil a 88 mil pesos respecto al año anterior.
Este informe arroja datos desde junio de 2012 a la fecha y es un indicador del nivel de endeudamiento de los mexicanos. Los créditos se destinan para pagar deudas por 88 mil 102 pesos; para la apertura o refinanciamiento de sus negocios por 87 mil 154 pesos; para la compra de un automóvil por 64 mil pesos; otros rubros por 57 mil 296 pesos; para gastos del hogar por 52 mil 479 pesos; para educación por 32 mil 623 pesos; y, por último, para vacacionar 31 mil 388 pesos. Los hombres piden más que las mujeres, los deudores representan en promedio créditos por 78 mil 280 pesos, mientras que las deudoras representan 69 mil 558 pesos bajo el concepto de financiamiento a negocios. El ingreso mensual promedio de los solicitantes es de 25 mil 779 pesos.
Aunque los créditos son productos financieros de alto riesgo, los mexicanos cada vez recurren más a ellos para adquirir bienes y pagar sus deudas, sin que consideren el alto costo que implican.
Su avance en la cartera de productos financieros es sólido. Así lo demuestra su tasa de crecimiento anual que llegó, hasta agosto de 2016, a 14.4 por ciento, y ocupan 20.8% del total de créditos que instituciones bancarias y otras minoristas vinculadas a cadenas comerciales otorgan cada año.
Altos costos
Al menos 11.7 millones de mexicanos permanentemente endeudados con un crédito personal. Estos productos arrojaban hasta hace siete meses un saldo total por 203 mil 600 millones de pesos de acuerdo con el análisis “Indicadores Básicos de Créditos Personales”, que el Banxico publicó el 28 de marzo pasado.
Sin embargo, el análisis sobre este tipo de productos crediticios únicamente consideró aquellos que pudieran ser comparables por tasa de interés, monto y plazos similares, por lo que su estudio sólo consideró 7.5 millones de créditos, equivalentes a 133 mil 470 pesos.
La radiografía sobre este sector del crédito al consumo muestra que la mayoría de los mexicanos que solicitan un crédito personal, no sólo está asumiendo una deuda por cantidades menores a 20 mil pesos, sino que, además, lo hace con altos costos y riesgos para su poder adquisitivo.
›En un cuadro comparativo, Banxico mostró que, en el último año estudiado entre agosto de 2015 y agosto de 2016, fueron otorgados 6.2 millones de créditos de este tipo con un monto promedio original de 18 mil 875 pesos, para los cuales, los solicitantes asumen plazos promedio de 18 meses para liquidarlos a una tasa promedio de 35 por ciento.
El comportamiento de estos créditos consume el poder adquisitivo de los mexicanos, pues, de los créditos otorgados durante el último año, 2.9 millones fueron otorgados por cantidades menores a cinco mil pesos; de hecho, Banxico detalló que el monto promedio es de apenas mil 736 pesos.
Para este tipo de créditos, la tasa promedio que fijan las instituciones financieras, principalmente las que están vinculadas a cadenas comerciales, fue de hasta 68.4% con plazos de 13 meses, es decir poco más de un año para liquidar la deuda.
En el último año, la adquisición de estos créditos de alto riesgo se concentró en préstamos de cinco mil a 25 mil pesos, con montos promedio de sólo 10 mil 700 pesos, para los que los solicitantes requieren entre 18 y 33 meses para liquidar, y con tasas que van de 42.3 a 65.2 por ciento.
Pagos chiquitos
Mientras menor es el monto financiado, mayor es el costo del crédito y en los créditos personales, el costo final puede ser de más de la mitad del dinero que un solicitante recibe originalmente.
De acuerdo con el reporte de Banxico, los créditos personales con préstamos de hasta cinco mil pesos reportaron un monto original promedio de mil 736 pesos, para los que se fijaron tasas de interés de 68.4% y plazos medios de 13 meses para su liquidación.
Banxico reportó que las prestadoras vinculadas a tiendas departamentales que ofrecieron créditos con montos bajos, cobraron las tasas de interés más altas del mercado; mientras que los bancos que autorizaron créditos más altos ofrecieron tasas más bajas.
El análisis mostró que Santander, Banamex y BBVA Bancomer ofrecieron tasas de 21.5 a 23.7%, aunque sólo aglutinaron 4.4% del total de créditos personales otorgados. En contraste, intermediarios financieros vinculados a cadenas comerciales como Banco Azteca, Compartamos y Bancoppel, aunque detentan 69.9% del total, por monto, sólo acumulan 16.1% del saldo total del mercado.
El contraste entre instituciones financieras e intermediarios financieros es abisma. El análisis de Banxico mostró que mientras Santander presta en promedio 236 mil 815 pesos con una tasa de 21.5 por ciento, la financiera Dondé, presta en promedio dos mil 470 pesos con una tasa de 91.7 por ciento.