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›El Cártel Jalisco Nueva Generación rompió sus acuerdos con el Cártel del Pacífico; trasladó sus estructuras operativas y logísticas a Guanajuato y Michoacán, y ahora se ha convertido en el principal detonante de “choques” y alianzas con células locales o con grupos debilitados en la lucha por conquistar más plazas
En el esfuerzo por ampliar sus operaciones han creado inestabilidad en la zona del Pacífico, del Centro y el Bajío, avance que coincide con el asesinato de líderes sociales y autoridades locales. De conseguir la expansión territorial que pretende, este grupo criminal tendría el control de 80% del territorio; así se convertiría en la organización hegemónica de México, logro que obtendría en este sexenio. Por ahora controla la mitad del territorio mexicano, pero hace unos meses inició una estrategia que incluye alianzas, violencia y desestabilización en distintas regiones del país. Se trata del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y su objetivo es acrecentar su control territorial, especialmente en la zona noroeste y el litoral del Pacífico mexicano, arrebatándole la hegemonía a cárteles históricos, especialmente al del Pacífico. Las operaciones de esta organización criminal reconocida por autoridades de Estados Unidos y México como la más poderosa en el territorio por su estructura, entrenamiento tipo paramilitar, poder económico, capacidad de fuego y corrupción, la letalidad con la que enfrentan a sus enemigos y las fuerzas de seguridad, no sólo transforma la geografía criminal mexicana, sino que en su avance está fracturando el tejido social con amenazas y asesinatos selectivos que empoderan a grupos locales. Esto lo han conseguido al fomentar la “conveniencia”, alianzas con células de cárteles debilitados para terminar por controlar regiones que hoy están en pugna. Informes de inteligencia en poder de ejecentral establecen que este grupo, liderado por Nemesio Oseguera Cervantes alias El Mencho, concentra su capacidad en el control del litoral del Pacífico mexicano que involucra a 11 entidades de México. Con una longitud de siete mil 828 kilómetros, la región es clave para el comercio ilícito de enervantes, debido a la importancia estratégica que representa para el arribo de precursores químicos en la producción de drogas sintéticas y cargamentos de cocaína procedentes de América del Sur, que en su mayoría hacen escala en Centroamérica. Desde 2015, cuando el CJNG junto con la familia González Valencia, especialmente los cuatro hermanos Abigael, Arnulfo, Elvis y Édgar Edén, conocidos como Los Cuinis, cuñados y cuñadas de Oseguera Cervantes, emprendieron su expansión territorial hacia el Occidente, a entidades como Colima, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Guerrero. En esta región, a la fecha, mantienen una fuerte presencia derivado en gran parte a las asociaciones de conveniencia que implementaron para expulsar a sus rivales regionales: Los Zetas y los remanentes de Los Caballeros Templarios o de la Familia Michoacana.
›De conseguir la expansión que pretenden sus líderes, el cártel tendría el control operacional de 80% del territorio y lo convertiría en la organización hegemónica de México, logro que habría obtenido durante el actual sexenio.
DE INTERÉS |
Metódica eliminación de líderes sociales
“Nos faltó agilidad para el tema de los desaparecidos”
Las piezas de ajedrez
Después del primero de mayo de 2015, cuando sicarios del cártel atacaron y derribaron con lanzacohetes y armas de grueso calibre un helicóptero Cougar de la Secretaría de la Defensa Nacional –provocando la muerte de tres militares y un agente ministerial- que los obligó a replegarse ante la persecución que inició el Ejército en su contra y que costó varios detenidos de su primera línea, Oseguera Cervantes decidió cambiar la estrategia. Basado en los documentos de inteligencia y fuentes consultadas, se advierte que el perfil violento hacia las fuerzas del orden de los tres niveles de gobierno mutó en dirección “coercitiva” hacia los grupos antagonistas a los que pretende arrebatar el control territorial y de las actividades ilícitas.
Se estima que el CJNG podrá continuar expandiéndose y cohesionándose con otros grupos para obtener el control de otros territorios durante este 2017; sin embargo, no se descartan posibles reconfiguraciones hacia finales de año si las fuerzas federales continúan golpeando con éxito a la cúpula de la organización”, establece uno de los análisis consultados.
Este nuevo paradigma consiguió que las células del CJNG se expandieran. El año pasado consiguieron asentar presencia en al menos 15 de 32 estados del país, es decir 46.8% del territorio nacional. Ya sea a través de coaliciones pacíficas o enfrentamientos violentos, el cártel se hizo presente en Baja California, Baja California Sur, Colima, Guanajuato, Guerrero; Jalisco, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nuevo León; Puebla, San Luis Potosí, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz. En al menos 11 de esas 15 entidades la violencia se ha incrementado, ya sea por desaparición de personas, enfrentamientos o ataques selectivos, varios de ellos contra líderes sociales.
En la ofensiva de las fuerzas armadas y federales por acabar o debilitar a las organizaciones criminales, el cártel de El Mencho saca provecho y regionalmente ha engrosado y fortalecido sus filas en consecuencia de los embates de las autoridades contra otros cárteles o la fragmentación y conflictos internos en los que se enfrascó el cártel del Golfo, Los Beltrán Leyva o La Familia Michoacana.
Uno de los informes consultados cita que las agencias de inteligencia mexicanas y estadunidenses como la Administración de Ejecución de Leyes sobre Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) consideran que además de esta dinámica de asociarse o explotar las debilidades de sus rivales en su afán de arrebatarles sus dominios, también han resultado “factores clave” para la ampliación y expansión presencial del CJNG, la desarticulación de agrupaciones como Los Caballeros Templarios, de 2013 a la fecha, y en los dos últimos años la pérdida de liderazgo en La Familia Michoacana.
La batalla por el Pacífico
Históricamente en la región noroeste del país, particularmente en Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Sonora y Sinaloa, hay mayor presencia de cárteles debido a su posición geográfica y los factores económicos y sociales que por su complejidad facilitan el tránsito de productos y personas de forma ilegal. La falta de vigilancia en la frontera, la extensión de los litorales, las condiciones fisiográficas (predomina el clima seco desértico y los sistemas orográficos), la carencia de vías de comunicación interestatales, generó el incremento de rutas de desvío y pistas clandestinas, además de la construcción de túneles para el trasiego de drogas y personas hacia Estados Unidos y en sentido opuesto: dinero y armas. El caso del litoral del Pacífico, señalan los análisis, resulta una de las regiones de la República Mexicana más atractivas para el asentamiento y posicionamiento de los grupos del crimen organizado por su diversidad cultural y económica, la presencia de población flotante, beneficios generados por el uso de los puertos para el ingreso y egreso de mercancías, armas, drogas, precursores químicos, además de las favorables condiciones de clima y suelo para la siembra y cosecha de enervantes en Guerrero y Michoacán. Por eso, el Pacífico resulta el premio gordo de la batalla territorial de los criminales, y en ese sentido los miembros de Jalisco Nueva Generación no pretenden ceder espacio a sus contrincantes, aprovechar las oportunidades ante el cambio generacional en la región y las confrontaciones internas.
›Actualmente, las autoridades tienen esquematizadas las confrontaciones que el cártel libra en al menos ocho entidades de México, particularmente contra células de Los Caballeros Templarios, Los Zetas y el cártel del Pacífico.
Mientras que los puntos de alianzas que mantienen vigentes para fortificar sus operaciones han sido focalizados en la región de Baja California, Baja California Sur, Zacatecas y Guerrero, donde han fomentado vínculos de cooperación con organizaciones o subgrupos filiales del cártel del Golfo, Los Arellano Félix, y los Beltrán Leyva, particularmente con la célula de Los Granados, grupo que en la región de Costa Grande, se muestran apoyados por el Cartel Jalisco Nueva Generación en contra de Los Caballeros Templarios.
Estrategia y reconfiguración
Dentro del mapa actual de los cárteles en México, los de Jalisco Nueva Generación juegan un papel trascendental como el principal detonante de “choques”, alianzas en la lucha por conquistar más territorios y ampliar sus operaciones. Esta organización criminal desde 2010 daba muestras de existencia bajo la denominación de Los Matazetas, en asociación con el Cártel de Sinaloa, entonces liderado por Joaquín El Chapo Guzmán, aunque hoy en día ya no mantiene la misma estructura ni los mismos intereses. Actualmente, como acérrimos antagonistas, el Cártel del Pacífico y el de Nueva Generación mantiene gran parte de los puntos de quiebre en la cartografía criminal del país. Principalmente en las entidades del Pacífico, los subordinados de El Mencho protagonizan más de 30% de los conflictos y coaliciones que se disputan desde el extremo noroeste del país hasta la zona limítrofe de las regiones de la Montaña y la Costa de Guerrero colindantes con Oaxaca. En Colima la refriega territorial es encabezada por los hijos de El Chapo Guzmán, quienes pretenden quitarle dominio al CJNG. La ruptura, según uno de los análisis consultados, es que los arreglos de El Mecho con el exlíder del Pacífico, en cuanto a permitir el arribo de precursores químicos para la elaboración de drogas sintéticas, perdió vigencia con la detención del capo extraditado hace unos meses a Estados Unidos. Al contrario, en el caso de Guerrero, el CJNG se ha asociado con células de La Familia Michoacana, el Pacífico y el grupo de “Los Granados”, concretamente con células afines con Rogaciano Alba Álvarez, exalcalde priista de Petatlán, lo que les permite avanzar territorialmente y mantener su permanencia en Acapulco, Ajuchitlán del Progreso, Coahuayutla de José María Izazaga, Coyuca de Catalán, José Azueta, Petatlán, Pungarabato, San Miguel Totolapan, Técpan de Galeana, La Unión de Isidoro Montes de Oca y Zirándaro. En Jalisco, donde figuran como la principal organización, han construido sus bastiones en Guadalajara y su zona conurbada, así como Puerto Vallarta, no obstante los embates del gobierno por debilitar sus operaciones provocaron que parte de sus estructuras operativas y logísticas se desplazaran hacia Guanajuato y Michoacán. En el caso de la región noroeste, los analistas coinciden en que uno de los principales generadores de violencia en Baja California y Baja California Sur corresponde a la presencia del cártel en ambas entidades, así como la tendencia de varias organizaciones en atomizarse, derivando las fragmentaciones.
Existen indicios de que el Cártel Jalisco Nueva Generación y Pacífico están cooperando mutuamente en ambas entidades; sin embargo parece que sus relaciones se están volviendo cada vez más hostiles”, dice el informe.
Aunque el panorama en diferentes entidades muestra signos de violencia cada vez mayores, a partir de los documentos de inteligencia se aprecia que la guerra apenas comienza.
Se estima que el CJNG podrá continuar expandiéndose y cohesionándose con otros grupos para obtener el control de otros territorios durante este año“.
46.8 por ciento
del territorio nacional corresponde al asentamiento del CJNG, cuya presencia se encuentra en 15 entidades del país.
11 entidades
de México tuvieron un incremento en sus niveles de violencia por desaparición de personas, enfrentamientos o ataques selectivos.
2015 fue el año
en el que el Cartel Jalisco Nueva Generación emprendió su expansión territorial hacia Colima, Jalisco, Michoacán, Guanajuato y Guerrero.