Ciudad china de los centenarios presagia el futuro que envejece
El envejecimiento de una ciudad china de Rugao presagia los problemas futuros de un país con una población de edad avanzada
Con destreza, Gu Bin caligrafía el ideograma de “buena fortuna” y firma con el número 104, su edad. La “ciudad
china
de la longevidad” mima a sus ancianos y anticipa el futuro en una
China
envejecida.
En Rugao (este) superar los 100 años no es una excepción: de los 1,4 millones de habitantes, la ciudad cuenta con 525 centenarios y 78.000 personas de entre 80 y 99 años.
El decano tiene 109 años.
Gu Bin nació en 1918 y es un bisabuelo vivaz. “Escribo poesía, leo libros y periódicos, y miro las noticias todos los días”, explica.
China
se enfrenta a una bomba demográfica, con una tasa de natalidad bajo mínimos y una
población que envejece, como consecuencia de décadas de políticas de control de la natalidad.
En un intento por frenar el fenómeno, desde hace unos años el país autoriza que las parejas tengan dos hijos. Pero criar a un hijo es caro y la
población
ya se ha acostumbrado a tener uno.
Actualmente 254 millones de chinos tienen 60 años o más, es decir alrededor del 18% de la población, y la mayoría están jubilados.
Según estimaciones oficiales, representarán un tercio de los habitantes en 2050 y los gastos sociales (salud, jubilación, dependencia...) dedicados a la tercera edad representarán una cuarta parte del PIB.
“China ya está reorganizando su sistema de jubilación y pensiones, con el objetivo de aumentar progresivamente la edad de jubilación”, afirma Yong Cai, profesor de la Universidad de Carolina del Norte y experto en la política del hijo único.
“También trabaja en el ámbito de la salud: tiene que encontrar un delicado equilibrio entre ampliar el acceso, proporcionar atención de calidad y controlar los costos”.
“Un tesoro”
En este contexto, Rugao es como un laboratorio de cara al futuro.
Los ancianos están omnipresentes en los templos y los parques. La ciudad los trata con respeto y ha construido una estatua de 50 metros que representa a Shouxing, el dios de la longevidad en la mitología china.
“Nuestra filosofía aquí es respetar a los ancianos”, declaró a la AFP el septuagenario She Minggao, director del Centro de investigación sobre la longevidad de Rugao. “Para nosotros, tener a un anciano en una familia es como poseer un tesoro”. Un orgullo.
Gu Bin exhibe una medalla de oro que obtuvo al ganar una prueba de 100 metros contra otras personas de la tercera edad.
Hace unos años se cayó y desde entonces tiene que quedarse en casa, pero este excontable está pendiente de todo lo que pasa en el mundo gracias a internet, que aprendió a usar con más de 90 años.
“Biden es demasiado viejo para ser presidente”, reacciona al leer en el ordenador un artículo de un periódico sobre el inquilino de la Casa Blanca, de 78 años. “Es más joven que yo, pero no tan listo”, comenta Gu con una sonrisa.
Trabajo, familia, servicios gratuitos
El secreto de Rugao radica en su excepcional entorno natural, según sus habitantes.
Influye la elevada cantidad de selenio en el suelo, según un estudio de investigadores de la Academia de Ciencias china. Este elemento químico reduce el riesgo de cáncer y de enfermedades cardiovasculares.
Algunas personas atribuyen la longevidad a otros factores.
“Todavía trabajo”, dice Yu Fuxi, quien, a sus 103 años, disfruta cocinando para sus nietos.
“Barro todos los días y me gusta cuando todo está limpio y ordenado. Voy en motocicleta al mercado y compro lo que quiero”, añade el centenario en un cuarto con una foto del presidente chino Xi Jinping.
En el extremo opuesto de la ciudad, Qian Minghua echa una mano en la empresa de producción de tornillos de su hijo y clasifica las tuercas con sus ágiles dedos.
“Tengo 101 años y mi salud es buena”, afirma en el apartamento que comparte con su hijo, su nieto y su bisnieta. Una convivencia que le hace “feliz”.
En Rugao las autoridades velan por los ancianos con pensiones y cubren parte de los cuidados médicos. La ciudad propone servicios gratuitos como chequeos, corte de pelo o masajes.
En
China
las consultas médicas son baratas pero los medicamentos y las operaciones pueden ser caras y las familias más pobres, sobre todo en las zonas rurales, a veces tienen dificultades para pagarlo.
Cambios en las costumbres
Wang Yingmei y su marido pagan 4.000 yuanes (511 euros, 621 dólares) mensuales por una habitación en una residencia de la tercera edad en Rugao. Es el equivalente al promedio de un mes de salario en la ciudad y casi el doble del ingreso mensual en las zonas rurales.
“Mi hijo trabaja en Pekín, así que la casa está vacía”, afirma Wang Yingmei, de 85 años. “Aquí es más acogedor” porque hay gente, explica.
Pero encontrar una residencia de ancianos en
China
no es sencillo.
“Las instituciones públicas tienen mucha demanda y las listas de espera son largas”, declara Kyle Freeman, consultor del gabinete Dezan Shira & Associates. Y los centros privados, muy caros, no tienen capacidad suficiente.
Tradicionalmente en este país los padres ancianos viven con su hijo y su nuera.
Pero suele ser complicado. Con frecuencia, las parejas (formadas por dos hijos únicos) acaban ocupándose de cuatro padres ancianos.
Con el desarrollo económico, que empuja a muchos jóvenes a estudiar o trabajar en otros lugares de China, esta costumbre está cambiando paulatinamente.
El objetivo de las autoridades es que el 90% de los ancianos vivan en casa, no en un centro de la tercera edad ni en un establecimiento médico. Pero “esto implica una vuelta al (valor cultural chino de la) piedad filial que sufrió un parón en los últimos 30 años, sobre todo en las grandes ciudades”, recalca Sofya Bakhta, analista de Daxue Consulting.
Un mercado
En los próximos 15 años, el cuidado de los ancianos podría convertirse en el sector económico más importante de China, según Kyle Freeman.
Este mercado es todavía embrionario y caro. Pero el gobierno fomenta la inversión en un sector que prevé que alcance los 13 billones de yuanes (1,7 billones de euros, 2 billones de dólares) en 2030.
Salud, servicios, ocio y turismo; el aumento del número de jubilados es sinónimo de nuevas oportunidades para estos sectores. La construcción de residencias de ancianos, públicas o privadas, progresa.
“La economía de la tercera edad” representa actualmente 622.000 millones de euros (756.000 millones de dólares), según el gabinete Daxue Consulting en Shanghái.
“En 2050, las personas de la tercera edad tendrán un alto nivel educativo, recibirán una mejor pensión de jubilación, estarán acostumbradas a viajar al extranjero y dominarán mucho mejor las nuevas tecnologías”, recalca Sofya Bakhta.
Entre tanto Gu Bin se siente satisfecho de vivir en su casa, rodeado de vecinos que conoce y cerca de su hija y de su yerno.
“La vida es bella”, concluye. DJ
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