Cinco personas mueren en represión de protesta en Sudán
"El Consejo Militar intenta dispersar la concentración por la fuerza", denunció en un comunicado la Asociación de Profesionales Sudaneses
JARTUM, SUDÁN. Los militares que dirigen Sudán desde que depusieron a Omar al Bashir empezaron este lunes a dispersar la concentración popular ante el cuartel general de las Fuerzas Armadas en Jartum con un saldo de al menos cinco muertos, según un comité médico.
Las relaciones entre militares y manifestantes se tensaron tras el fracaso el mes pasado de las negociaciones, que dio pie a varias advertencias de los generales que gobiernan el país desde el 11 de abril, cuando destituyeron a Al Bashir por la presión popular.
El movimiento de protesta de Sudán, que exige que los militares abandonen totalmente el poder, llamó a manifestarse para responder a la represión.
La Alianza por la Libertad y el Cambio (ALC), punta de lanza de las protestas, pidió que se lleven a cabo “marchas pacíficas y manifestaciones en barrios, ciudades y pueblos” y llamó a “derrocar al consejo militar” en el poder.
Un periodista de la AFP pudo oír disparos procedentes del lugar de la sentada, y dio cuenta de un importante despliegue de las fuerzas de seguridad en las calles de la capital.
“El Consejo Militar intenta dispersar la concentración por la fuerza”, denunció en un comunicado la Asociación de Profesionales Sudaneses (APS), una de las entidades organizadoras de la protesta.
“Matanza”
Un vecino declaró a la AFP que fuerzas uniformadas de policía trataban de expulsar a los manifestantes de una calle próxima a la sentada.
El Comité Central de Médicos de Sudán, organización cercana a los manifestantes, dio un balance de cinco muertos.
“Tres personas más murieron bajo las balas del Consejo Militar, lo que lleva a cinco el número de mártires de la matanza”, afirmó el comunicado del Comité. “Un número importante de heridos graves tuvieron que ser operados”, agregó.
La SPA habló de “masacre” y llamó a los sudaneses a “la desobediencia civil total para derrocar al Consejo Militar pérfido y asesino”.
La embajada de Estados Unidos en Jartum exigió el fin de la represión.
La operación de las “fuerzas de seguridad sudanesas” es “injustificada y debe cesar”, escribió la legación estadounidense en su cuenta de Twitter.
Desde el 6 de abril, miles de manifestantes acampan ante el cuartel general de Jartum, reclamando primero la caída de Al Bashir y luego la salida de los generales del poder.
El 20 de mayo fracasaron las negociaciones entre las dos partes para formar un Consejo Soberano, que debía garantizar la transición política durante tres años, y el Consejo Militar denunció los excesos en la sentada, calificándolos de “amenaza para la seguridad pública y la paz” y prometiendo actuar “con determinación” para poner fin a esta situación.
Apoyo saudita
Varias personas murieron en los últimos días en circunstancias poco claras en las inmediaciones del lugar de la sentada.
Soldados y agentes de las fuerzas de seguridad fueron desplegados el sábado alrededor de la calle del Nilo, cerca del lugar de la concentración, impidiendo el acceso a la zona.
Ese mismo día, la SPA acusó a los soldados de “planificar y trabajar sistemáticamente para dispersar la sentada pacífica (...) con excesiva fuerza y violencia”.
Los días 28 y 29 hubo una huelga general en todo el país, que movilizó varios sectores de actividad, en un intento de derribar el poder militar. El día 31, cientos de sudaneses se manifestaron en la capital para apoyar al ejército.
Al día siguiente, el jefe de la ONU, Antonio Guterres, instó a ambas partes a reanudar las negociaciones.
El jefe del Consejo Militar en el poder, Abdel Fatah al Burhan, visitó recientemente Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, tres países que le expresaron su apoyo.
A la cabeza de Sudán durante casi 30 años, Omar al Bashir fue depuesto y detenido por el ejército el 11 de abril bajo la presión de un movimiento sin precedentes desencadenado el 19 de diciembre por la decisión de las autoridades de triplicar el precio del pan en un país socavado por una grave crisis económica.