Pese a las deportaciones de los últimos días en Estados Unidos, el subsecretario de Población y Migración de Segob, Humberto Roque Villanueva, asegura que “se ve complicado” que modifiquen las estadísticas sobre deportaciones y expulsiones de connacionales
Jonathan Nácar y Luis León
Naciones Unidas lo advirtió: la migración no se frenará, al contrario, habrá más riesgos para quienes intenten llegar a Estados Unidos y anticipa que se incrementarán hasta en 150% las solicitudes de refugio en México. Al mismo tiempo, en Estados Unidos comenzaron una serie de operaciones que incluyen redadas para detener a indocumentados, visitas a ciudades santuario para detectar a quien carezca de papeles, provocar la renuncia -mediante presiones- de que quienes tramitan su residencia y hasta impedir el retorno al territorio de aquellos que por temporada vacacional o trabajo dejaron el país y poseen estancias legales.
Esto ha ocurrido en los últimos 10 días en Estado Unidos y pese a ello, el diagnóstico que por ahora tiene el gobierno mexicano sobre lo que ocurre y ocurrirá a los migrantes legales o ilegales es otro. “Difícilmente” las amenazas de Donald Trump serán cumplidas, así de tajo, lo sostiene el encargado de estos temas en la Secretaría de Gobernación, Humberto Roque Villanueva.
Al insistir en el cuestionamiento sobre las medidas que México adoptará en las próximas semanas y meses -no sólo de apoyo a los connacionales en territorio estadunidense, sino en torno a la política migratoria de ingreso y estancia, tránsito o refugio de extranjeros, el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación resuelve que la conclusión es que, por ahora, carece de un plan de acción integral. Pese a los pronósticos de la ONU, tampoco se ha planteado modificar la estrategia migratoria para los ciudadanos que desde Centroamérica o el Caribe pretenden llegar a la Estados Unidos o que huyen de sus países por miedo.
“Se ve complicado que en el corto plazo se modifiquen los parámetros estadísticos de regreso (de mexicanos). Por que se están reforzando 50 consulados en Estados Unidos para que el migrante pueda defenderse y se estima que un proceso bien asesorado para deportar a alguien lleva cerca de 600 días.
El aparato administrativo que se encarga de estas repatriaciones es el mismo, mientras no sea superior, difícilmente ellos podrán aumentar el número de deportados. La realidad económica puede imponer que pasado cierto límite se afecte la propia economía norteamericana”, sostuvo Roque Villanueva en entrevista con ejecentral.
Según parece la realidad es otra y se tiene estimado el aumento de la maquinaria que permita expulsar y deportar a inmigrantes. Esta semana The Intercept reveló que la administración estadunidense y el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) siguen encaminando “en silencio” las acciones para aterrizar los planes de las tres órdenes ejecutivas firmadas por el mandatario republicano como parte de la maquinaria que ha echado a andar para “seguridad de la frontera”: la primera, tener fondos para comenzar la construcción del muro en la frontera con México; la segunda, para acabar con las llamadas “ciudades santuario” y una tercera para verificar que se cumpla la ley federal con respecto a las organizaciones criminales transnacionales y prevención del tráfico Internacional, firmada el pasado 9 de febrero. Para hacer frente a estos esfuerzos, advirtió The Intercept, el presidente estadunidense lanzó el llamado para construir “lo más rápido posible” nuevos centros de detención de migrantes a lo largo de la frontera con México, apoyado con contratos privados.
En ese sentido, instruyó al DHS “para asignar todos los recursos legalmente disponibles de inmediato para los funcionarios de asilo en los centros de detención de inmigración con el propósito de infundir temor en las audiencias de quienes soliciten asilo”. Muestra de ello, refiere la publicación, es el correo electrónico que el pasado 6 de febrero recibió Kathy Valerina, jefa de personal en la Oficina de Asilo del Servicio de Ciudadanía e Inmigración del condado de Arlington en el que se hizo el llamado inmediato para que los oficiales de asilo en los centros de detención lleven a cabo las entrevistas personales de “miedo creíble” (CF) y “miedo razonable” (RF) a los solicitantes de asilo.
Por si fuera poco, la intensificación de las redadas en busca de indocumentados empezó a arrojar los primeros resultados y en el periodo del 6 al 12 de febrero, al menos 680 migrantes fueron detenidos y deportados durante operativos antimigrantes en 12 entidades estadunidenses, según el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE).
El hecho fue celebrado y catalogado como “esfuerzos heroicos” por John Kelly, titular del Departamento de Seguridad Nacional. Los primeros efectos derivados de esas acciones fueron detectados por organizaciones de la sociedad civil y las previsiones no son alentadoras: “Definitivamente es una crisis, pero no sólo en la frontera, también al interior (de Estados Unidos). En la frontera mucha gente no sabe qué va a pasar si llegan a entregarse como los haitianos o los centroamericanos. El último año, Estados Unidos no dio mucho asilo y ahora mucho menos con Trump.
“La gente está desesperada y nosotros les decimos que no arriesguen, que no crucen porque mueren dos personas al día en el intento de cruzar por el desierto. Pero la gente está desesperada y no tiene otra manera, y con muro o sin muro el gobierno se ha puesto muy duro con las locuras de Trump”, advirtió Enrique Morones Careaga, director de la organización civil Border Angels.
Para Yolanda Varona, dirigente de la organización Dreams Moms, “el aumento en las deportaciones es una realidad”, aunque reconoció que desde la toma de protesta del presidente estadunidense, aunado a la falta de infraestructura y la amplitud de la frontera no se puede precisar en números exactos, pero la organización que ella dirige “sí ha registrado un leve aumento en las deportaciones de compatriotas en este periodo”.
“Trump sí va a afectar el flujo de migrantes y va a aumentar el número de deportados. El 80% intentaría regresar y engrosaría las filas de los que están entrando; la otra repercusión será en la política migratoria que ejerce México, que colaboró con el llamado plan Frontera sur y que no implicó una disminución en el número de migrantes que llegan a la frontera norte, sino que aumentaron las detenciones y deportaciones de migrantes en el sur, y eso va a continuar”, señaló Rubén Figueroa, vocero del Movimiento Mesoamericano Migrante.
Las autoridades mexicanas basan sus argumentos en cifras oficiales y ellas muestran que en el primer mes de la administración Trump, los números de deportaciones o expulsiones no han superado al mismo periodo de su antecesor Barak Obama.
Las organizaciones civiles que no llevan una contabilidad precisa aseguran que la cifra tiende a crecer y pronto será más grande.
Al día entran cerca de 600 retornados a través de 11 puntos fronterizos por vía terrestre. A la semana se realizan tres vuelos con 135 pasajeros.
De la alerta a la calma
Para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y el Alto Comisionado para los Refugiados no hay duda, pues la situación en México advierte un complicado panorama: “la política de obstáculos, detención-deportación está forzando a los migrantes a esconderse de las autoridades y entonces los lleva a las manos de la delincuencia organizada que victimiza a los migrantes”, indicó Jan Jařab, representante de la ONU en México.
Mark Manly, delegado del organismo para los refugiados, pronosticó que al basare en los sucesos de los últimos dos años, así como en la tendencia de las últimas semanas “pensamos que podríamos tener un aumento de hasta 21 mil solicitantes de refugiado en México en 2017. Sería un incremento de más del doble, cerca de 150%”.
Aunque el subsecretario Humberto Roque Villanueva estima un panorama que no es preocupante.
“Los mexicanos retornados no le ocasionan al país ningún problema, pues además de ser bienvenidos son canalizados rápidamente a su lugar de origen y aproximadamente un 15% se queda en la frontera, porque la industria maquiladora y la de importación convierten a la franja fronteriza en la mayor generadora de empleo”, dijo.
Lo que busca el gobierno con el flujo de mexicanos que regresan al país, añadió, es que a través del programa Somos Mexicanos del Instituto Nacional de Migración (INM) les procuren “las posibilidades de la reinserción productiva de los migrantes”, al otorgarles un empleo formal.
Sobre la presencia en territorio mexicano de ciudadanos haitianos y cubanos que pretendían llegar a Estados Unidos para obtener una visa humanitaria y la posibilidad de que lleguen miles más, Humberto Roque Villanueva aseguró que en México “no tenemos un problema de carácter humanitario con los cubanos y creemos que no lo vamos a tener, pues al restablecer las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. Cuba reconoce a sus propios nacionales (…) En el caso de los haitianos, se han estabilizado las condiciones de su gobierno y muy probablemente, si así lo acepta el gobierno haitiano, también se pueda empezar a retornar a Haití o escoger la posibilidad de regresar de Brasil que es casi de donde vienen, y en esas condiciones México les puede facilitar su retorno. Una tercera opción para los haitianos es darles la ayuda humanitaria con derecho a trabajo”.
Sabemos que van a incrementar las deportaciones, y están empezando a pasar cosas, aquí (San Diego) tenemos un lugar sagrado que es el Parque de la Amistad, donde vienen familias de todos lados para encontrarse a un lado del muro u otro, ahora la patrulla fronteriza ya está checando los documentos ahí y eso no había pasado nunca. Esto pasó apenas hace un mes. Hay un incremento de crímenes de odio y muchos grupos de extrema derecha se están aprovechando del discurso de Trump, porque dicen: si el presidente dice esto, si él ha atacado mujeres, porqué nosotros no.
Enrique Morones,
fundador de Los Ángeles Fronterizos
Estaciones se quedarán en el tintero
El gobierno de México ha flaqueado en la conservación y mantenimiento de las instalaciones migratorias, tanto de la frontera norte como en otras entidades del país. No obstante con dejar en el abandono los proyectos de inversión por cuatro millones 788 mil 924 pesos para dar mantenimiento a 31 estaciones migratorias en 12 estados, al cierre de 2016 sólo se contaba con un avance de 25.63% en la conservación de las instalaciones de cuatro entidades.
Con los plazos vencidos se quedó en el olvido la construcción de cuatro áreas del INM para atender el flujo de migrantes nacionales y extranjeros; al respecto, el subsecretario Roque Villanueva reconoció: “sí hay un programa, no de construcción que sería inviable por las razones presupuestales, pero en la medida de las posibilidades sí se busca mejorar las condiciones, no puede irse más allá. Sería francamente utópico pensar que en el esquema de restricciones presupuestales que tiene México pudiéramos ir más allá de eso”.
El 14 de febrero, en Seattle, fue arrestado Daniel Ramírez Medina, dreamer beneficiado por DACA (Programa de Acción Diferida), y quien llegó a Estados Unidos de forma ilegal cuando era niño. No tiene antecedentes penales. La detención y posible deportación del joven de 23 años sería la primera en su tipo bajo en las intensas redadas iniciadas hace unos días.