China le pone toque confucionista a la inteligencia artificial
El desinterés de los chinos sobre la protección de datos personales ha permitido que el gigante asiático gane terreno en el manejo de bases de datos y generación de tecnología inteligente
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El fugitivo estadounidense Edward Snowden es el responsable de la actual y continua preocupación de los países occidentales por la privacidad de datos desde hace seis años, cuando reveló detalles de programas secretos del gobierno de Estados Unidos que recogían información de los ciudadanos de ese país.
Desde ese momento, se han hecho revelaciones constantes sobre las formas en las que se recolecta y se comparte la información personal, lo cual ha provocado el temor de la gente y ha dado lugar a que se sienten las bases para una mayor restricción en cuanto a las nuevas leyes, reglas y políticas empresariales.
›Pero la situación es muy diferente fuera del mundo occidental, especialmente en China, en donde al parecer se puede sacar gran provecho gracias a la actitud aparentemente despreocupada, o tal vez, fatalista, de sus ciudadanos frente a la recolección de datos.
En China nadie se sorprende ni siquiera con la formas más persistentes e invasivas de recolección de datos. En consecuencia, el país asiático está listo para encabezar el desarrollo de tecnologías de inteligencia artificial en el mundo, el cual depende de grandes cantidades de datos accesibles para los algoritmos de sus máquinas. El desarrollo de inteligencia artificial en este país se ha convertido en algo muy parecido a la extracción de petróleo en Arabia Saudita.
Foto: Tomada de Megvii Face++
Esta ventaja tendrá importantes repercusiones económicas en los próximos años. El año pasado, el presidente ruso Vladimir Putin proclamó ominosamente que cualquier país que vaya a la cabeza en el desarrollo de inteligencia artificial se convertiría en “el líder del mundo”. Y aunque eso pueda sonar exagerado, las aplicaciones de inteligencia artificial se están apoderando de todos los sectores tecnológicos, desde nuestros teléfonos y nuestros coches hasta las fábricas y los sistemas de armamento. Con el tiempo, estas nuevas tecnologías transformarán la balanza de poder económico y militar del mundo.
Futuro. La empresa Baidu ha desarrollado un sistema de traducción automática basado en redes neuronales que ha logrado una precisión de reconocimiento de voz superior a la de los humanos.
En cierto modo, la ventaja que tiene China en cuanto a inteligencia artificial puede rastrearse hasta Confucio, cuya filosofía de cinco siglos antes de Cristo todavía conforma la visión del mundo de los chinos, incluyendo su devoción a la fuerte jerarquía social. Al desalentar el individualismo y fomentar la preservación de una fuerte autoridad central, esta visión del mundo le otorgó virtualmente al gobierno una carta blanca para la recolección y el uso de datos.
Y, aunque los ciudadanos chinos protesten por el control de los derechos civiles, la docilidad en la aceptación de estos controles sorprende a los observadores occidentales. ¿Qué tanto depende esto de fuerzas culturales previas al comunismo? ¿Qué tanto es el resultado de la represión absoluta? Estas cuestiones siguen siendo objeto de debate. Pero a excepción de unos cuantos intelectuales que miran hacia occidente, los ciudadanos chinos permiten un cierto nivel de supervisión y de control que los occidentales calificarían de orwelliana. El gobierno chino da seguimiento a todos desde el nacimiento, en parte mediante un archivo policial que registra todo desde matrimonios y divorcios hasta reportes secretos de actividad política.
Desde la etapa preescolar, los niños de china llevan materias vinculadas a la inteligencia artificial y los libros de texto incluyen desarrollo de tecnología.
La superioridad de China en la implementación de una inteligencia artificial basada en datos se debe en parte a su gran población, que genera más datos que cualquier otro país, y a la creación de un sistema educacional enfocado en STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), que está formando una gran cantidad de ingenieros en inteligencia artificial, quienes están obteniendo trabajos mediante una estrategia nacional de inteligencia artificial con un gran presupuesto.
En Estados Unidos y otros países occidentales muchas de las ramas de la tecnología, como los autos autónomos manejados por inteligencia artificial, pueden quedar estancadas a causa de uno o dos incidentes muy publicitados que generen temor en los consumidores o acciones legales. En China, en contraste, el gobierno y la ciudadanía están más dispuestos a aceptar cuestiones tecnológicas si se considera que los efectos generales puedan resultar beneficiosos para el país en general.
El gobierno central de China está construyendo una nueva ciudad inteligente, Xiongan, para tres millones de residentes con un costo aproximado de 380 mil millones de dólares. La ciudad está incorporando en su infraestructura los más avanzados sistemas de recolección de datos, y contará con vialidades, algunas subterráneas, especiales para los vehículos autónomos. Los gobiernos regionales también se están aplicando. La provincia de Zhejiang ya anunció sus planes para construir una autopista para vehículos autónomos en la que se permitirá circular a velocidades 30% más altas que en los carreteras normales y con esto también se piensa reducir accidentes.
Foto: AFP
El sistema más ambicioso de datos en China, Sharp Eyes, establecerá conexiones entre redes de cámaras de circuito cerrado y alimentará sus sistemas de inteligencia artificial con videos en vivo para el reconocimiento facial, para detectar comportamientos anómalos y rastrear individuos en tiempo real.
Ya se establecieron sistemas piloto en todo el país y se habla de un menor índice de crimen. El objetivo central del que habla el gobierno es establecer vigilancia en la ciudades grandes a las más pequeñas y a los pueblos, e incluso al campo y tener a casi el 90% de la población bajo supervisión constante.
Se alentará a los ciudadanos a observar en sus televisores y en sus teléfonos el desarrollo de la vigilancia para incrementar el análisis de las máquinas, una extensión de los comités de vecinos del Partido Comunista que vigilan las idas y venidas de los residentes. Hasta ahora, en los programas piloto, la participación de la comunidad se recibe con entusiasmo. El efecto es que el gobierno le está dando a la multitud un trabajo de Big Brother.
›Otro proyecto establecerá relación entre varios datos de comportamiento, desde transacciones financieras hasta publicaciones en redes sociales, con las credenciales de identidad nacional, para crear lo que se llama una puntuación de crédito social que pueda usarse para castigar o para recompensar a los ciudadanos. Las compañías privadas están ayudando con la recolección de marejadas de datos que están disponibles por igual para los investigadores y para el gobierno. Casi 800 millones de chinos utilizan la aplicación para smartphone de Tencent, WeChat, para pagar bienes y servicios que van de las verduras en los mercados al aire libre, boletos de avión, hasta masajes de los pies. En este proceso se genera una enorme cantidad de datos que puede estudiarse para buscar las preferencias específicas de un individuo o las tendencias demográficas más amplias.
En muchos casos, China ha logrado que se apliquen tecnologías avanzadas en segmentos un tanto retrasados de su economía en formas que enfrentarían fuerte resistencia en países más desarrollados. Junto con el sistema Alipay de Alibaba, por ejemplo, WeChat “ha convertido a las ciudades chinas en los primeros ambientes libres de dinero en efectivo desde los tiempos de la economía del trueque”, escribe Kaifu Lee, un reconocido intelectual de la inteligencia artificial en China. (Como experimento de pensamientos contrastantes, se podría tratar de decir a los estadounidenses que ya no pueden utilizar efectivo). En 2017, iReseach Consulting Group, una empresa de investigación de mercados en China, calculó que el pago mediante móvil sobrepasó el de Estados Unidos en una proporción de 50 a 1. En 2017, las transacciones totales de las plataformas de pago móvil supuestamente rebasaron los 17 billones de dólares, más que el PIB de China.
En su más reciente libro, AI Superpowers: China, Silicon Valley and the New World Order, Lee señala que “la información de pagos móviles genera en la actualidad los mapas más ricos del mundo de la actividad de los consumidores, sobrepasando por mucho los datos de las compras hechas con las tarjetas de crédito tradicionales o de la actividad en línea que tienen en su poder los jugadores del comercio electrónico como Amazon o plataformas como Google y Yelp”. Esa información es la que le da ventaja a China. “Más información da lugar a mejores productos, que a su vez atraen a más usuarios, quienes generan más datos que a su vez ayudan al mejoramiento del producto”, señala Lee. Aunque los consumidores occidentales exigen cada vez un mayor grado de control de sus datos, los consumidores chinos se mantiene al margen mientras su información sirve para alimentar los modelos económicos de máquinas de aprendizaje más avanzados del mundo.
PricewaterhouseCoopers calcula que la inteligencia artificial agregará 15.7 billones de dólares al PIB para 2030, y China podrá adjudicarse casi la mitad de esa cifra. En contraste, América del Norte obtendrá menos de una cuarta parte de eso. Es difícil saber lo que Mao pensaría de esas cifras. Pero Confucio, creo, estaría igual de complacido que de sorprendido.
Este texto se publicó originalmente en Quillette (https://quillette.com/2019/02/14/understanding-chinas-confucian-edge-in-the-global-ai-race/) y luego se tradujo por Graciela González.
Craig S. Smith, corresponsal premiado de Th New York Times, es CEO de Eye-On.ai