Desde el 24 de diciembre, la Comisión Nacional de Salud de China dejó de publicar el informe diario sobre casos y muertes por Covid-19; sin embargo, diversos indicadores e información no oficial sugieren que la situación es más severa de lo que se estimó en un principio, aunque es imposible saber qué tanto debido a lo disparejo de la información.
Uno de los indicadores no oficiales más alarmantes, comenta Owen Dyer en The British Medical Journal (The BMJ), es que los médicos describen en las redes sociales que en los hospitales las tasas de infección del propio personal de salud son de alrededor del 80%, y que los estantes de las farmacias se han vaciado de medicamentos para el resfriado y la gripe.
La agencia Bloomberg reporta que hay crematorios en Shanghái donde literalmente se agradece que sea invierno, pues los cadáveres pueden llegar a esperar hasta cinco días antes de ser incinerados.
Cada provincia de China contabiliza los estragos del virus por su cuenta, lo que parece sugerir que las zonas rurales son las más afectadas; aunque, debido a cambios en qué se considera una muerte “por Covid-19”, hasta el 23 de diciembre sólo se habían producido seis muertes desde que se eliminaron las políticas de “cero Covid”, el 7 de diciembre.
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Un modelo epidemiológico de la firma británica de análisis de salud Airfinity calcula que 11 mil personas al día han muerto a causa del virus en las últimas semanas. Otro modelo, hecho por investigadores de la Universidad de Hong Kong, predice que habrá 684 muertes por millón de habitantes para fines de enero de 2023, lo que daría un total de 964 mil fallecimientos.
Para muchos epidemiólogos, agrega The BMJ, las restricciones que se están poniendo a los viajeros provenientes de China no tienen sentido, pues las variantes que circulan en el país asiático ya están muy extendidas en otros países; también dudan que pueda surgir una variante peligrosa que evada la inmunidad previa, pues ésta es tan baja en China, por los pocos contagios previos y la baja eficacia de las vacunas, que las variantes actuales de Ómicron prosperan fácilmente allí.
Aun así, Xu Wenbo, del Centro de Control y Prevención de Enfermedades, informó que se está creando una base de datos genética con muestras obtenidas en varios hospitales, aunque aún hay menos datos que en Estados Unidos o Camboya.
Un factor que podría ser clave para reducir la ola de contagios es el acuerdo que China firmó el mes pasado con Pfizer para importar el antiviral Paxlovid, que además se fabrica bajo licencia en el país.
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