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Este es un gran espectáculo natural que sólo se puede admirar con poca contaminación lumínica y que es medianamente cercano a lo que podían ver los mayas hace más de mil 500 años. Estando ahí, frente a la belleza del firmamento, se puede entender por qué el cielo fue objeto de estudio de esta cultura y región más analizada por sus conocimientos astronómicos y arquitectónicos.
A partir de 1988, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) designó a Chichén Itzá Patrimonio Cultural de la Humanidad, aunque hacia 2007 se convirtió en una de las siete nuevas maravillas del mundo, según una votación internacional organizada por la empresa privada New World Corporation, y en la que participaron más de 100 millones de personas.
Con la luz del sol, cada uno de los detalles en su arquitectura son más evidentes, pero la atmósfera que se crea bajo la noche y con las luces neón con las que visten a cada una de las ruinas le da un toque de fantasía.
La caminata nocturna tiene una duración aproximada de 45 minutos, en los que podrás recorrer los principales monumentos arqueológicos, entre templos, plataformas y la mayor atracción del lugar: el Castillo de Kukulcán. Una vez que terminas este paseo, te deleitarás del espectáculo principal.
Decenas de asistentes disfrutan del espectáculo de luz y sonido sobre la pirámide principal, producto de la mezcla de la cultura tolteca y maya. Esto consiste en la proyección de videos e imágenes acompañados de un poderoso sonido, ideados ex profeso, y en la que se narra la historia de este centro de vasto conocimiento ancestral, pero también nos lleva al culto por Kukulcán, la serpiente emplumada a la que los toltecas y aztecas conocieron como Quetzalcóatl.
TIP. Ten en cuenta que está prohibido tomar fotos con flash, por eso te sugerimos que busques lugares luminosos.
