El Chapo Guzmán, el capo que revolucionó el narcotráfico

19 de Noviembre de 2024

El Chapo Guzmán, el capo que revolucionó el narcotráfico

Comparado con Pablo Escobar y Al Capone, el narcotraficante mexicano incluyó en la industria de las drogas desarrollos de ingeniería, de nuevos agentes químicos y de cultivos genéticamente modificados

Aunque Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias El Chapo Guzmán, se creó una imagen de Robin Hood entre las comunidades de su natal Sinaloa, quienes lo consideran “hijo pródigo” por sus obras sociales y a la par fue un capo sanguinario con sus rivales, su mayor legado será haber incluido obras de ingeniería de alto calado, nuevos agentes químicos y cultivos genéticamente modificados en la industria de las drogas. Es decir, haber revolucionado al narcotráfico. Considerado uno de los capos del narcotráfico más famoso y poderoso de todos los tiempos, y equiparado por Estados Unidos con Pablo Escobar y Al Capone, El Chapo a sus 61 años fue hallado culpable de los diez cargos de conspiración para el narcotráfico, posesión ilegal de armas, lavado de dinero y crímenes violentos que enfrentaba por el jurado en el llamado Juicio del Siglo, en el que el gobierno de Estados Unidos presentó pruebas aplastantes en su contra con testimonios de quienes otrora fueron sus aliados. El hombre de rostro adusto y un metro 55 centímetros de estatura, característica que le dio su apodo que es un diminutivo de chaparro, y quien se describió como un simple agricultor ante la Corte federal de Brooklyn que lo juzgó, ingresó en 2009 a la lista de los más ricos de Forbes por amasar una fortuna valuada en mil millones de dólares a sus entonces 52 años, que construyó al convertir al Cártel de Sinaloa un emporio en producción y tráfico de cocaína, heroína, metanfetaminas y marihuana a Estados Unidos durante un cuarto de siglo. En 2013, cálculos de Rand Corporation señalaban que acumulaba ingresos de al menos 3 mil millones de dólares anuales, “equiparables a los de Netflix o Facebook”. Ello lo logró al incluir la construcción de túneles en la frontera entre México y Estados Unidos para el trasiego de droga, otros como canal de escape en sus inmuebles para evadir a las autoridades mexicanas mientras pudo, e incluso para protagonizar la segunda de sus fugas de penales de máxima seguridad, calificada de cinematográfica. Y que, de acuerdo a ingenieros y especialistas, representan obras de alta ingeniería. La primera evasión ocurrió en 2001 presuntamente en un carrito de lavandería en el penal de Puente Grande, Jalisco. En el caso del túnel que usó para fugarse del penal del Altiplano el 11 de julio de 2015, que conectó con exactitud la regadera de la celda número 20 del área de tratamientos especiales, en la que pasó 14 meses, con un predio con una casa en obra negra ubicado a 1.5 kilómetros de la prisión, se reveló que no fue una obra en línea recta, sino una construcción con ondulaciones que permitió librar irregularidades en el terreno y por el que excavaron a 30 metros de profundidad, para evitar un espejo de agua entre ambos sitios. En esta construcción utilizaron la técnica de “cúpula” que permite mayor resistencia y sólo en pocos tramos requirió la colocación de cimbra para soportar las paredes, por lo que necesitó de mano calificada entre topógrafos, geólogos, arquitectos e ingenieros y se estima costó un millón de pesos por excavación y otro medio millón por instalación eléctrica, ventilación y un riel. Fue en 1990, cuando se detectó el primer túnel fronterizo construido en Douglas, Arizona. La obra fue hecha por Jesús Corona Verbera a quien Guzmán Loera apodaba El Arquitecto. Y si bien Corona fue condenado a prisión en EU poco más de una década después, en 2003, esta fue una técnica que El Chapo ya nunca dejó. También se le atribuye la mejora de la siembra de la goma de opio para la que introdujo cultivos genéticamente modificados que permitieron mejorar las cosechas. Así como la introducción de nuevos precursores químicos procedentes de Asia para la elaboración de drogas sintéticas lo que lo ubicó como el capo que controlaba 80% del trasiego de las llamadas metas en Estados Unidos y el principal traficante del triángulo Asia Pacífico-México-EU, de acuerdo a un análisis del investigador José Luis León incluido en el Atlas de la Seguridad y Defensa de México 2012. En la década de los 90 la producción y el trasiego de metanfetaminas lo dominaba el Cártel de los hermanos Amezcua en Colima, el cual quedó desmantelado en 2004, al que le siguió como principal productor el de Los Caballeros Templarios en Michoacán y Los Rojos en Guerrero. A todos ellos desplazó la organización de El Chapo dominando así ña producción y distribución de las drogas sintéticas conocidas como “cristal”, “vidrio”, “cocaína de los pobres”, “yaba”, “ice” o “meth”. Estados Unidos le atribuye la explosión en el consumo del fentanilo.

Un origen serrano

Nació en el rancho de La Tuna del municipio de Badiraguato, en la sierra de Sinaloa, el 4 de abril de 1957, una región en que la siembra de marihuana y amapola es una tradición. Vivió una infancia en pobreza por la cual incluso vendió dulces, refrescos y hasta naranjas. Sin embargo, no tardó en entrar al negocio del narcotráfico y fue a los 15 años cuando incursionó en la siembra de cannabis y tres años después se mudó a Culiacán. De allí pasó a Guadalajara donde fue reclutado por Miguel Ángel Félix Gallardo, El Padrino, quien era entonces el capo más poderoso en México y líder del Cártel de Guadalajara, considerado el primer zar de la cocaína mexicano. En una zona azotada por el hambre, su historia inspiró como ejemplo de un hombre pobre que pasó a ser respetado por tener poder y dinero.

Recuerdo como mi madre hizo pan para mantener a la familia. Vendí naranjas, vendí refrescos, vendí caramelos. Mi madre era una gran trabajadora, trabajó mucho. Cultivamos maíz, frijoles. Me ocupé del ganado de mi abuela y cortaba madera”, dijo en la entrevista que publicó la revista Rolling Stone en 2016. Donde crecí no había otro camino y todavía no lo hay para sobrevivir, no hay forma de trabajar en nuestra economía para poder tener una vida” narró en aquella entrevista inédita al actor Sean Penn.

Capo trasnacional

El Chapo Guzmán fue de los primeros narcotraficantes en operar un cártel que extendió sus redes más allá del territorio mexicano. En los días de gloria de Pablo Escobar fue enviado por El Padrino a Colombia para armar alianzas y proveerse de cocaína para exportar a Estados Unidos primordilamente. Para fines de la década de los 80 ya era un negociador de nivel en el mercado de las drogas. Pero tras la captura de Félix Gallardo en 1989, el cartel se partió y se dividió por mutuo acuerdo en cuatro. Los hermanos García Abrego tomaron control del Golfo; los Carrillo Fuentes de la zona Centro y Chihuahua y los once hermanos Arellano Félix -enemigos de El Chapo y sobrinos de El Padrino- asumieron el dominio de Baja California. En tanto, Guzmán Loera junto a Héctor Luis Palma Salazar, El Güero Palma, asumen el de la zona del Pacífico. Vuelve entonces a su natal Sinaloa y funda el Cártel de Sinaloa. Al frente de esta organización además estaban Ismael Zambada, El Mayo; Juan José Esparragoza, El Azul y Nacho Coronel, tío de Emma Coronel, ex reina de belleza y su actual esposa. Pero fue el 29 de mayo de 1993 que Los Arellano Félix trataron de matarlo en un fallido ataque en el aeropuerto de Guadalajara, en el que murió el entonces cardenal Juan José Posadas Ocampo, en un tiroteo entre los cárteles de Tijuana y Sinaloa. Cercado por los Arellano, se refugió en Guatemala donde fue detenido en el puente internacional del Talismán, cerca de la frontera con México, el 9 junio de 1993 y entregado a autoridades mexicanas. Y permaneció preso durante ocho años en penales de máxima seguridad de donde logró fugarse después en 2001 y se mantuvo 13 años prófugo y fue hasta el 22 de febrero del 2014 que fue recapturado en un departamento en Mazatlán. Al estar libre y retomar las riendas su fama de un capo despiadado con sus rivales se acrecentó, lo que fue corroborado por testimonios de los testigos en el juicio en Nueva York, entre ellos exsocios que están pagando condenas en aquel pais. Guzmán Loera no siempre fue poderoso, comenzó a tener notoriedad a partir de una balacera en un bar de Puerto Vallarta en 1992 y tras su nexo con el asesinato del cardenal un año después. Desde ese momento fue perseguido y blanco de captura para autoridades mexicanas y estadounidenses. Al paso de los años se convirtió en el narcotraficante más buscado del mundo, acusado de traficar drogas de América Latina a Estados Unidos, Europa y Asia por aire, tierra, mar y túneles. El Cártel de Sinaloa logró operar en 80 ciudades estadounidenses, tuvo presencia hegemónica en 24 de 31 estados del país y en toda Centroamérica; logró alianzas en nueve países de Sudamérica Tuvo a las autoridades como el gato y el ratón persiguiéndolo, lo que hizo crecer el mito y su leyenda, que ha sido trasladada a narcocorridos.

Sus fugas

Permaneció menos de ocho años preso en los penales federales de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, Estado de México, y Puente Grande, Jalisco. En el último, se encontró con su socio y compadre, Héctor “El Güero” Palma, quien había sido capturado cinco meses antes en Guadalajara. El 19 de enero de 2001, El Chapo corrompió a los custodios del penal y logró fugarse escondido en un carrito de lavandería: dejó la celda 307 del módulo 3 para que custodios lo dirigieran a la aduana del penal, de donde salió en un vehículo de recolección, según la versión oficial. Es primo lejano de los hermanos Beltrán Leyva, líderes del cártel con el mismo nombre, sin embargo a su salida de la cárcel tuvo una ruptura con este grupo criminal, la cual se acrecentó con el asesinato de Arturo Beltrán El Barbas. Tras su fuga, el poder de El Chapo creció gracias a alianzas con otros grupos criminales. Guzmán Loera retomó las riendas de su organización y afianzó una sociedad con el fallecido Ignacio Nacho Coronel; Juan José Esparragoza, El Azul; Ismael El Mayo Zambada; y con Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, abatido en 2009. Años más tarde, rompió prácticamente con todos los cárteles para desatar un sangriento enfrentamiento por el control de las rutas de las drogas, principalmente en la zona del Pacífico y la porción central de la frontera mexicana. Convertido ya en el narcotraficante más buscado en México y Estados Unidos, las autoridades de ambos países hicieron varios intentos por capturarlo; por ejemplo, en febrero de 2012 la Policía Federal montó un operativo en una casa que Guzmán había rentado para sostener un encuentro con una sexoservidora; sin embargo, la mujer tuvo el inicio de su periodo menstrual y el capo se fue antes de lo planeado.

Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera ha sido declarado culpable de los 10 cargos criminales que le imputaban en una corte en Brooklyn, Nueva York, sentencia que le supondría purgar una cadena perpetua en una cárcel estadounidense, confirmación que se espera sea el próximo 25 de junio. FOTO: ESPECIAL /CUARTOSCURO.COM

Fue en 2013, que la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y la Comisión Anticrimen de Chicago lo nombraron enemigo público número uno de Chicago, y lo equipararon con Al Capone. El 22 de febrero del 2014, fue reaprehendido por la Marina en un departamento en Mazatlán tras evadirlos por varios días gracias al sofisticado sistema de túneles que había desarrollado bajo la ciudad. En dicha operación ayudaron agentes de la DEA. Pero 14 meses después, el 11 de julio de 2015 consiguió fugarse nuevamente, ahora por un túnel de alta ingeniería de 1.5 km de longitud cavado bajo el desagüe de la regadera de su celda en el penal de máxima seguridad de el Altiplano por el que huyó en una motocicleta adaptada para circular sobre rieles. En un escape de película. Aunque fue cinco meses después que elementos de élite de la Marina y de la Policía Federal lo recapturaron. Se ha dicho que fue su ego el que lo traicionó, ya que reunirse con los actores, Kate del Castillo y Sean Penn con la intención de filmar una película biográfica permitió a las labores de inteligencia ubicarlo en el denominado Triángulo Dorado y, semanas después, en un domicilio de Los Mochis, Sinaloa, en donde se organizó una operación de vigilancia permanente que llevó a su captura el 8 de enero de 2016. Un año y 11 días después, el 19 de enero de 2017, El Chapo fue extraditado a Estados Unidos.

Padre y esposo

Guzmán Loera tiene 9 hijos y se ha casado con tres mujeres: Alejandrina, Griselda y Emma. Su primera esposa fue Alejandrina María Salazar Hernández, con quien tuvo tres hijos: César, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo. Después, se casó a mediados de los ochenta con Griselda López Pérez y tuvieron cuatro hijos: Édgar (asesinado en un tiroteo en 2008) Joaquín, Ovidio y Griselda Guadalupe. López Pérez ha dicho que ella ya no tiene relación alguna con el capo y que sus hijos no tienen vínculo alguno con las actividades criminales de su padre. Guzmán Loera tiene una tercera esposa, se trata de Emma Coronel Aispuro con quien se casó en 2007 y tuvieron en 2011 dos hijas mellizas que nacieron en California, Estados Unidos. Tras un juicio de tres meses y 35 horas de deliberaciones del jurado en Nueva York fue hallado culpable este 12 de febrero de 2019 y sería condenado a cadena perpetua de acuerdo a las leyes estadounidenses, pero la sentencia se conocerá hasta el 25 de junio. ES DE INTERÉS |

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