El ocio en vacaciones

30 de Noviembre de 2024

Diana Loyola

El ocio en vacaciones

diana loyola

Despierto. Las vocecitas de mis hijos me piden algo que la modorra matinal no me deja comprender. Son las seis de la mañana según mi reloj de mano y tardo un momento en recordar qué día es. Es lunes, un lunes de julio. Me incorporo y escucho que ambos niños quieren permiso para ver televisión “una peli mami, ¿si?”. Mi cerebro comienza a conectar con mi cuerpo, que se siente irresistiblemente atraído por la cama. Tomo fuerza y salgo a encender la pantalla, busco la película y les preparo leche con chocolate, dejo los vasos junto a unos platos con melón picado sobre la mesa, por si les da hambre. Vuelvo a la cama y me entrego al sueño otra vez. 7:15 am. Siento unas manitas frías en mi cara, “mami, tengo hambre” “Dejé leche y melón en la mesa de la cocina” “gracias”. 7:35. “Mami, mi herma dice que no quiere ir al curso de Verano, ¿verdad que sí tiene qué ir?”. “Sí corazón”. 7:50. “Mami, quiero ir con mis primos en la tarde, ¿podemos?”. “Sí cielo”. Me levanto con algo de sueño y pesadez, pero ya es hora de emprender el día. La mañana del martes es casi idéntica. ¿Cómo es que en periodos escolares no los puedo levantar a las seis y media, y en vacaciones a las seis ya están activos? Me hago consciente de la necesidad de encausar esa energía. Como decía Benjamín Franklin “La ociosidad camina con tanta lentitud, que todos los vicios la alcanzan”, y hoy en día el ipad y los dispositivos similares son el vicio de los niños desquehacerados. Decido hacer una lista de actividades que puedan realizar en sus ratos desocupados (que tienden a ser constantes durante el verano), solos y/o acompañados, y el resultado me anima. Solos: -Crear una canción o un juego, ilustrar un cuento conocido o inventado, pintar piedras, hacer un collage, dibujar y colorear, jugar con juegos de mesa o a las escondidillas, a quien se le caiga el globo primero pierde y monta la mesa para el desayuno. Y… una vez que yo esté despierta: Pintar con pintura a dedos, hacer paletas heladas con jugos de frutas, planear y preparar un picnic, hacer marionetas de tela o muñecos de trapo, armar joyería con hilos, botones y cuentas, cocinar juntos, visitar una granja, ir a caminar al bosque, montar a caballo en la Marquesa o el Desierto de los Leones, carreras de costales, ir a los juegos del parque, escribir cartas a la familia que vive lejos y hacer manualidades a la familia que vive cerca, preparar galletas y tartas de manzana sencillas, jugar al boliche, jugar con burbujas de jabón, armar banderillas de frutas con muchos colores, montar una obra de teatro, bailar hasta cansarnos, leer más juntos … El filósofo inglés Bertrand Russell decía que ser capaz de llenar el ocio de una manera inteligente es el último resultado de la civilización y la educación, y en ese sentido hay mucho qué hacer con nuestros niños, ocuparles la mente en cosas creativas, divertidas y que les permitan desarrollar talentos, les enseñen a trabajar en equipo y a limpiar después de experimentar con materiales o ingredientes. El verano puede ser el periodo del año más agotador para cualquiera que ejerza la paternidad, mucho tiempo libre y un riesgo de que el ocio lo llene. Me parece que fue Séneca el que afirmaba que el ocio prolongado no es reposo, es pereza, y no queremos niños flojos ¿verdad? Más allá de los cursos de verano, los viajes o las actividades que podamos realizar los fines de semana, es riquísimo compartir con los niños nuestro tiempo y atención, ellos aprenden y los armamos para la vida, porque de convivencias creativas y divertidas, se hacen los mejores recuerdos y se descubren capacidades y aptitudes. Y sí, ya me dejan dormir hasta las 8. @didiloyola