El Procurador General de la República, Raúl Cervantes, a quien promueve un sector del PRI y otro del PAN para ser nada menos que fiscal general transexenal, es un hombre muy rico y puede comprarse un Ferrari.
Si bien Cervantes puede demostrar fácilmente la adquisición del vehículo, lo que no puede hacer con la misma facilidad es justificar el uso de un domicilio fantasma para situar la residencia del propietario, él mismo, en el estado de Morelos. Es probable que otros servidores públicos aprovechan reglas discrepantes de una entidad respecto de otra en un país donde el que no abusa es visto como tonto.
Se hallan tan divididos y son tan poderosos cada uno de aquellos segmentos partidarios que cualquiera de sus integrantes promovió la filtración sobre el ferrari. Es una batalla interna en la guerra intramuros de esas fuerzas.
Los voceros y defensores batallaban ayer para plantear una estrategia de manejo de crisis de quien busca la fiscalía general.
Nada fácil.
Como si no fuera deseable y requerido ética y socialmente a un titular de la PGR evitar el ahorro en el pago de impuestos en Morelos en relación con la capital del país y como si esconder el domicilio actualizado de su residencia pudiera abonar a la imagen de un hombre acaudalado, política y policialmente activo en el círculo inmediato del presidente de la república, Enrique Peña Nieto, así como a su proyecto de representar a un hombre que aplicaría la ley y vigilaría la legitimidad del comportamiento del Estado mexicano…como si nada de eso estuviera en el ambiente, Cervantes autorizó el registro de ese domicilio que no es el suyo.
Hasta este lunes a las 18:00 no había información de su propia posición.
Tampoco será fácil justificar omisión e información falsa al mismo tiempo que se declara a favor pero en los hechos ignora los principios de transparencia. Tendrá obstáculos para acreditarse como simpatizante de la propia lógica de la construcción del Sistema Nacional Anticorrupción.
¿Cuál debe ser el perfil del fiscal general? ¿El de Cervantes?
Si el presidente Peña, el PRI y el PAN insisten en sostenerlo como candidato a la fiscalía general no harán mucho más que demostrar que la oposición, especialmente Morena, tienen razón al plantear que está en la naturaleza íntima de estos servidores públicos la inhabilidad de corresponder con lo que trata de difundir su propio líder, el primer mandatario, la distancia respecto de la ética subyacente en la ley y la ausente congruencia necesaria de quienes participen de la construcción de una sociedad donde no predomine la suspicacia.
Esconder información y aprovechar las discrepancias normativas especialmente fiscales no abona a la percepción de integridad de una persona que pretende ser fiscal general.
confianzafundada.mx