Cuando alguien se enferma, uno de los aspectos más complicados es el seguimiento con las medicinas. Sin importar la edad, tomarse una medicina en el momento que se debe y bajo las circunstancias adecuadas no es una tarea fácil. Muchas veces se nos pasa la hora, no lo hacemos con alimentos o simplemente nos saltamos una toma porque ese día tenemos fiesta y no queremos que se nos cruce con el alcohol.
Del lado del médico, sucede lo mismo. El paciente regresa después de supuestamente terminar un tratamiento, tomando algunas medicinas por un periodo específico de tiempo y lo único que tiene el doctor como garantía que este se cumplió, es la palabra del paciente. Este tipo de situaciones relacionadas con el mal manejo de las medicinas y el no tomarlo de manera adecuada o a tiempo, le cuesta al gobierno de Estados Unidos más de 100 billones de dólares al año, cifra que se gasta en atender a pacientes que se vuelven a enfermar, requieren tratamiento adicional o necesitan ser hospitalizados.
Eso va a cambiar pronto gracias a una nueva pastilla digital que es capaz de saber si un paciente se la tomó o no. La pastilla fue aprobada hace un par de semanas por el FDA (la dependencia encargada de regular los medicamentos de uso humano en Estados Unidos) y es uno de los avances más notables de la medicina que podría cambiar la relación doctor-paciente para siempre, además de salvar millones de vidas.
La pastilla conocida como Abilify MyCite contiene un sensor del tamaño de un grano de arena en su interior que, al hacer contacto con los ácidos del estómago, manda una señal a un parche que lleva pegado el paciente en sus costillas. El parche tiene la habilidad de mandar la información de la hora y la dosis, a una aplicación en el teléfono celular donde es ordenada y almacenada. Aunque la información la debe de compartir de manera voluntaria el paciente, la idea es que lo haga con su doctor y con algún familiar cercano, para llevar un registro detallado acerca de la dosis y el momento en que fue ingerida la pastilla.
Las implicaciones y lo que significa este avance son algo muy importante, sobre todo cuando hablamos de medicinas para el tratamiento de enfermedades como la esquizofrenia y las asociadas con la depresión y la bipolaridad, donde no tomarse un medicamento en el momento adecuado puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Es por eso que la compañía que la creó, está apostando a que sus primeros clientes masivos sean aseguradoras que requieren llevar un mejor control y registro sobre pacientes con este tipo de enfermedades.
Aunque una de las mayores críticas hoy es lo que la pastilla podría significar en términos de privacidad, la decisión de usar este tipo de tecnología y de compartir la información recae en el usuario. Pero el foco no debería ser ése, ya que su potencial va mucho más allá de saber si un paciente se tomó su medicamento o no. Además, fuera de la industria de la medicina, las posibilidades y aplicaciones de esta tecnología son muy alentadoras.
Imagina por un momento que el sensor podría estar en una lata de atún y que mandara un aviso cuando el alimento está apunto de descomponerse. Que el mismo sensor de esa lata te informara si lo que donaste para los damnificados del pasado terremoto realmente llegó a su destino final. O que en tu siguiente visita al nutriólogo, el doctor pudiera ver cómo reaccionan y el efecto que tienen cierto tipo de alimentos en tu cuerpo, para perfeccionar tu régimen alimenticio.
Este es uno de los casos en los que no podemos tenerle miedo a la tecnología o la privacidad, ya que siempre habrá quien piense en darle un mal uso, pero al final tanto las aplicaciones positivas como las negativas irán perfeccionando un producto que hoy, por lo menos en papel, va a revolucionar una industria en 2018.