La moda del café no es nueva, pero en los últimos años los cambios en los hábitos y las preferencias de aquellos que lo consumen ha influido de tal forma que la industria lleva más de nueve años con un crecimiento constante alrededor del mundo. Cada vez vemos más atributos y aportaciones importantes a la salud por parte del café (al tomarlo sin crema batida o algún otro complemento como caramelo, claro) lo que impulsa a las nuevas generaciones a adoptarlo rápidamente y convertirlo en parte de su rutina. En países como Estados Unidos, mientras el consumo de alimentos relacionados con el desayuno como los jugos, la leche entera y los cereales sufre un baja considerable en sus ventas, el café sigue creciendo en volumen y en popularidad. Este año se espera que el consumo per cápita supere cuatro kilogramos por primera vez en la historia de ese país. En México no estamos tan lejos, ya que además de ser uno de los grandes productores de café en el mundo al exportar el preciado grano a más de 42 países, los últimos estudios señalan que nuestro consumo per cápita ya asciende a 1.6 kilogramos. Los mexicanos hasta la fecha, solemos consumir mucho más café soluble dentro de casa, haciendo que el hogar sea uno de nuestros lugares favoritos para tomarlo, pero fuera del hogar, hoy existe una tendencia que requiere de mucha atención. Según un estudio de Euromonitor, cada tres días se abre una nueva cafetería en México, lo que ha incrementado el consumo del café fuera de casa exponencialmente. Aunque el dominio del mercado lo tiene Starbucks con una participación arriba del 45%, hoy existen miles de pequeños comercios que venden y sirven café proveniente de distintos estados de nuestro país y de otros países, en una variedad de técnicas y estilos para satisfacer a los paladares más exigentes. El problema es que al tener tantas cafeterías en donde la mayoría de las bebidas se sirven para llevar, la cantidad de vasos y tapas de plástico que se utilizan se ha convertido en un problema serio para el medio ambiente. En parte porque la mayoría de las vasos que entregan las cafeterías dicen “reciclables”, pero debido a su complejo proceso de fabricación que involucra incluir polietileno para soportar el calor y el líquido, el proceso para reciclarlo es muy complicado. Varios países están tomando medidas drásticas para evitar que estos millones de vasos y tapas terminen en la basura, ya que se estima que menos de 2% realmente se recicla. En el Reino Unido por ejemplo, se está trabajando en una ley para cobrar un impuesto adicional a aquellos comercios que entregan sus bebidas en estos vasos y en Estados Unidos se promociona cada vez más que lleves tu propia taza o recipiente, utilizando incentivos como descuentos y promociones especiales para aquellos que lo hagan. Si bien el esfuerzo es bueno y comienza a ser relevante para los consumidores, hasta ahora no ha sido suficiente. Hoy se estima que cada año 500 billones de vasos y tapas de café terminan en la basura y solamente uno de cada 400 se recicla. Para entender este impacto, vamos a suponer que, en promedio, te compras un café para llevar al día. Esto se traduce en 365 vasos y tapas al año que idealmente terminan en la basura (y no en la calle). De todos esos vasos, ni siquiera uno de ellos se llega a reciclar. Así de grave es el asunto. Si te interesa tanto el efecto que tiene el café en tu salud, conocer cada método de extracción y hasta la temperatura ideal para tomarlo, ¿por qué no ser más conscientes con la forma en que lo consumimos y sus efectos? Al final, cambiar este problema y lograr un impacto positivo no depende de las marcas y las cafeterías. El primer gran paso está en nosotros y es tan sencillo como llevar un termo o una taza y evitar generar tanta basura a partir de un bebida.
@elpocas