Alternativas de transporte público no son del gobierno

11 de Diciembre de 2024

Eduardo Penafiel

Alternativas de transporte público no son del gobierno

Eduardo Penafiel

Moverse en la Ciudad de México o en el estado de México no es nada fácil. En muchas zonas el transporte público está descuidado, es poco eficiente y, sobre todo, es muy inseguro. Además, un accidente o alguna obra improvisada puede convertir un trayecto de un par de kilómetros en un par de horas atorados 
en el tráfico. Los usuarios llevamos muchos años quejándonos y la respuesta del gobierno simplemente ha sido muy deficiente, instalando cámaras de seguridad en algunas rutas y reforzando la vigilancia en estaciones y paraderos. Pero como siempre, estas medidas se vuelven temporales y con el paso del tiempo pierden fuerza y se corrompen. Aunque es importante reconocer iniciativas como Ecobici, las nuevas líneas de Metro y el Metrobús, la realidad es que las políticas públicas de movilidad se encuentran estancadas y estas iniciativas no son suficientes para esconder a un sistema de transporte público descuidado y que parece obsoleto desde hace varios años. Es por eso que muchos prefieren invertir en un automóvil, sin medir realmente los gastos que esto implica como pagar el seguro, la gasolina, el mantenimiento, la verificación y los estacionamientos, sólo por mencionar algunos. Prueba de lo anterior es que solamente en los últimos 15 años, el parque vehicular creció 200% en la Ciudad y en el estado de México el crecimiento fue de 400%. Esto desprende un problema grave: millones de autos particulares circulando por las calles con una sola persona y en el caso de los taxis, Uber, Cabify y demás empresas de transporte, es raro ver a más de dos personas por unidad, contando al chofer. Una de las respuestas a este problema son los nuevos sistemas de transporte colectivo privados que han llegado a la Ciudad de México para minimizar el uso del automóvil, ofreciendo una alternativa más segura y muy superior al transporte público tan deteriorado que ofrecen los gobiernos de la ciudad y el Estado. Ejemplo de lo anterior es Urbvan Transit, una flotilla de furgonetas que ofrecen wifi, cargadores para alimentar dispositivos electrónicos, cámaras de seguridad y además cuentan con monitoreo GPS. Urbvan crece conforme a la demanda, en donde a través de su página de internet, los usuarios se pueden inscribir a distintas rutas y al llegar a un determinado número de personas, estas se activan y comienzan a operar. Las tarifas van desde los 39 y hasta los 65 pesos por viaje sencillo. Parecidas a Urbvan existen otras empresas como Caravan, Jetty y Bussi, que pretenden reducir el número de automóviles en las calles y con precios competitivos. Y aunque estas alternativas no pretenden reemplazar al actual sistema de trasporte público, al parecer son vistas como una amenaza. Hace un par de meses la Secretaría de Movilidad (Semovi), suspendió a todas estas nuevas compañías que utilizaban furgonetas, argumentando que ofrecían un servicio irregular y de un día para otro, tuvieron que dejar de operar. Algunas han logrado superar la burocracia y corrupción y ya están operando nuevamente, pero otras no han tenido la misma suerte. Aunque tienen el apoyo de los usuarios, hoy siguen recabando firmas y seguramente se encuentran enterradas bajo montañas de papeleo para tratar de salir adelante. Es cierto que son servicios más caros al compararlos con el transporte público, pero los usuarios poco a poco los están adoptando y si la oferta sigue creciendo, los precios terminarán por nivelarse. El crecimiento de habitantes y de automóviles en México no va a parar. Revertir esta tendencia no es fácil, pero hoy al estar más conscientes del problema, estos servicios representan una gran opción. El transporte público requiere un cambio urgente antes que sea demasiado tarde, y el gobierno lo sabe.

@elpocas