¿Alguna vez te has preguntado cuántos años llegarás a vivir? La llamada esperanza o expectativa de vida se refiere precisamente a eso, a calcular en base a distintos factores como el lugar donde vives, tu nivel socioeconómico y el factor de desarrollo social, cuántos años podrías llegar a estar en este planeta.
A través de los años la cifra ha aumentado considerablemente. De acuerdo con el Banco Mundial, en 1960 la esperanza o expectativa de vida estaba en los 52 años en promedio. Para 1990 rebasaba los 65 y para 2017, los 72 años.
El 2012 la Organización Mundial de la Salud estimaba que para el año 2050 la población mundial arriba de los 65 años sería mayor en cantidad que aquella menor de 14 años. Entre otros datos, estimaban que la población arriba de los 80 años se iba a cuadruplicar entre el 2000 y el 2050.
Hace un par de semanas se dio a conocer que por primera vez en la historia de la humanidad, la población mayor de 64 años supera a aquella menor de los 5 años. Esta transición comenzó hace muchos años en países que tienen mayor ingreso y tazas de fertilidad más bajas. En Estados Unidos la transición sucedió en 1966, en España en 1970 y en Corea del Sur en el año 2000.
Toda esta data muestra como pasamos de un mundo de jóvenes a finales del siglo XX con los Millennials y demás generaciones jóvenes popularizadas por las casas de investigación, a un mundo de viejos que marca el comienzo de una nueva etapa de la historia moderna.
¿Por qué es importante ponerle atención a este cambio? Porque cada vez son más los avances en la medicina que influyen o son responsables de prolongar la expectativa de vida y con esto, el valor y la importancia del mercado de la tercera edad aumenta. Los servicios, medicinas, tratamientos y terapias alrededor de este grupo se vuelven más especializados y gracias a la tecnología, cada día entendemos mejor sus necesidades.
Esto abre un mundo de posibilidades para generar negocios, productos y servicios para atender de forma adecuada a un grupo poblacional que incrementará en número año con año. Y aquí no solamente es un tema de las grandes industrias y marcas que deben de adaptar productos y servicios a corto plazo, sino también la enorme oportunidad que los emprendedores tienen frente a ellos y que deberían aprovechar para crear fuentes de ingreso y negocios dirigidos a este segmento.
Pero la otra cara de la moneda es preocupante. Mientras se cruzan estos grupos de edad, se abre una brecha entre la población económicamente activa y los jubilados o retirados. Esto quiere decir que en países que no tienen una economía tan sólida como Estados Unidos por poner un ejemplo, los jóvenes o la nueva clase trabajadora tendrá que compensar por los que pasan al grupo de edad más grande, algo que podría desequilibrar la economía global en un futuro no muy lejano.
En México hemos visto en los últimos 5 años la tendencia de cómo la población joven menor de 15 ha disminuido considerablemente, lo que indica que estamos encaminados a llegar a ese punto muy pronto. El problema en nuestro país es que la expectativa de vida se encuentra actualmente estancada alrededor de los 75 años. A este estancamiento se le atribuyen causas como los elevados índices de violencia, la desigualdad social y las enfermedades crónicas degenerativas.
Así que por ahora, en lo que los jóvenes y las grandes empresas tienen la oportunidad de desarrollar ideas y negocios para adaptarse a la tendencia de un país en vías de un envejecimiento poblacional, los demás adultos que estamos atorados en medio debemos preocuparnos y pensar en estrategias para sobrevivir a esta oleada de inseguridad y desigualdad social, además de la cantidad de enfermedades que, sorprendentemente todavía en este siglo XXI, pueden llegar a ser letales.