Mientras los residentes cercanos a la central nuclear de Zaporiyia se preparan para lo peor, el equipo del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) se dispone a revisar la seguridad de la planta, tal como lo han solicitado en semanas anteriores.
“Ha llegado el día, la Misión de Apoyo y Asistencia de OIEA a Zaporiyia está en camino. Debemos proteger la seguridad de Ucrania y la mayor instalación nuclear de Europa. Orgulloso de liderar esta misión que estará en la central nuclear más adelante esta semana”, publicó al respecto Rafael Grossi, director general del organismo.
El acceso de los especialistas fue apoyado por Estados Unidos, que hizo un llamado a Rusia para garantizar el acceso seguro y sin trabas de la misión.
“Seguimos creyendo que un cierre controlado de los reactores sería la opción más segura y menos riesgosa”, dijo en conferencia de prensa John Kirby, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Washington también pide a Moscú que acepte la creación de una “zona desmilitarizada” alrededor de la central, adonde se dirige una misión de inspección del OIEA
Sin embargo, la alerta entre los vecinos de la zona se disparó después de que se repartieran pastillas de yodo como una medida preventiva en caso de un accidente nuclear. Estas píldoras evitan que el yodo radiactivo se fije en la tiroides, y las autoridades locales las han distribuido en 13 puntos de la ciudad desde el 23 de agosto ante el temor de una escalada de las hostilidades.
“Tuvimos Chernóbil, la amenaza ya era muy grande, pero sobrevivimos. Hoy, la amenaza es del 100 por ciento”, declaró, una jubilada de 68 años que aún sufre problemas de tiroides tras el desastre de 1986 a AFP.