Durante mucho tiempo, distintos estudios acerca del sueño han demostrado que mientras más grande eres, duermes menos horas. Esto no solamente se le atribuye al ritmo de vida que va cambiando conforme vamos creciendo, sino a cómo el cuerpo se va adaptando a nuestra edad y metabolismo. Un recién nacido, por ejemplo, puede dormir hasta 17 horas, aunque lo recomendado es que lo haga entre 11 y 13, mientras que para un adulto mayor de 26 años lo recomendable es dormir entre siete y nueve horas. Esa última cifra suena bien, pero en la mayoría de los casos, parece una tarea titánica lograr una noche en donde se pueda dormir por nueve horas seguidas.
Pero si en este 2018 percibes que duermes menos horas y te sientes más cansado durante el día, no te preocupes, no eres el único. El mundo entero está pasando por una epidemia de falta de sueño que empieza desde la adolescencia y hoy se dice que hasta dos terceras partes de los adultos en el mundo no logran dormir las ocho horas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud. Parecería que el hecho de no dormir las horas recomendadas no es algo grave, pero la realidad es que afecta nuestro estado de ánimo, productividad y más importante, a nuestra salud. Entonces, ¿por qué cada vez nos cuesta más trabajo conciliar el sueño?
Por supuesto, está el tema de la tecnología en nuestras vidas. Hoy, diversos estudios comprueban que el uso excesivo de los teléfonos celulares y otras pantallas afectan el ritmo circadiano (el encargado de nuestro reloj biológico), el cual básicamente regula tu cuerpo y te ayuda a dormir. Esta afectación es más notable por la noche, cuando deberíamos de procurar un descanso de por lo menos media hora lejos de las luces que emiten estos dispositivos antes de meternos a la cama para poder conciliar mejor el sueño.
Por otro lado, está nuestro ritmo de vida. Es cierto que hoy existe una mayor exigencia por el trabajo, en donde el tiempo que toma desplazarnos de un lugar a otro en la ciudad nos obliga a despertarnos más temprano y en muchos casos, trabajar hasta muy tarde. Pero lo anterior es un mal hábito promocionado por grandes y exitosos personajes de nuestra época como Steve Jobs, Barack Obama y muchos más, que presumen o promocionan pocas horas de sueño y más de trabajo. Esto además de ser falso, tiene efectos directos en la salud que cada día son más evidentes.
Y, por último, la falta de disciplina. Esas largas noches de insomnio pegados a la televisión, terminando un trabajo pendiente que no concretamos en horas anteriores o creyendo que somos más creativos de noche, no son otra cosa que una falta de orden y de siempre creer que el día acaba a las 11:59 de la noche, dejando todo hasta el final. Nuestro cuerpo exige y requiere descansar, pero muchas veces ignoramos las alertas por no tener una rutina establecida (sin caer en la monotonía) o simplemente por creer que nuestro cuerpo es capaz de vivir al extremo todos los días.
La mejor medicina que existe hoy es dormir. Un cuerpo que descansa restaura las células, fortalece los músculos y mejora el metabolismo. Aunque algunos cuerpos necesitan un poco más y otros un poco menos, está comprobado que ocho horas de sueño son el tiempo ideal para rendir un día a tope con la máxima vitalidad y energía.
Así que por lo pronto, olvídate de los remedios que argumentan que al tomarte esa pastilla junto con ese té, te harán dormir mejor y más profundo, porque tu cuerpo no los necesita. Lo que necesita es que pongas tu vida en orden y empieces a respetarlo, porque tu reloj biológico que funciona a la perfección te dirá con mucha exactitud cuándo y cuánto debes de dormir, mientras le pongas atención y decidas hacerle caso.
@elpocas