En el 2016 una de las cosas que más se vio afectada fue la confianza, algo que cuesta mucho trabajo ganarse. Todo el año fue puesta a prueba y al parecer, quedó muy lastimada. El reto en el 2017 será regenerarla en todos los frentes posibles.
Este año sobraron las razones para perder la confianza en mandatarios, instituciones, medios, deportistas y demás categorías. Fue un 2016 en el cual no pasaba una semana sin tener que lidiar con una o otra noticia que afectaba directamente a la confianza:
Redes de corrupción de políticos como Duarte, expuestas a un nivel nunca antes visto. Unas Juegos Olímpicos que, entre la actuación de los atletas nacionales y el vergonzoso manejo de los directivos, fueron de pena ajena. Las múltiples noticias acerca del caso Ayotzinapa, desvistiendo a todo el sistema y todas las líneas de comando, desde las altas esferas de la política, pasando por la policía y los militares. Niveles récord de homicidios en estados como Veracruz. Las dos grandes televisoras nacionales registrando pérdidas. La sorpresiva salida de Agustín Carstens y la renuncia del poderoso Luis Videgaray. Hackeos cibernéticos a cargo de otros países creados para manipular elecciones. Un presidente pasivo que con cada semana que pasaba, perdía todavía más credibilidad.
Y la lista sigue y sigue, pero como bien dicen, la esperanza nunca muere. En este 2017 yo espero:
- Que cuando vea a un policía, me sienta seguro caminando por las calles, sabiendo que el está ahí para cuidar y para proteger a ciudadanos como yo.
- Que los gobiernos transparenten sus cuentas cada mes, para saber el destino de cada peso gastado.
- Que los crímenes se denuncien, se juzguen de manera adecuada y se castiguen con todo el rigor de la ley.
- Que se page siempre lo justo por un trabajo, con las prestaciones de ley y que dejemos de regatearle a los trabajadores honestos con los que interactuamos día a día.
- Que los bancos me van a decir exactamente qué me están cobrando y por qué me lo están cobrando.
- Que en las tiendas de conveniencia me den el cambio como debe de ser: completo, sin quedarse con los centavos o hacer como que están redondeando.
- Que en los taxis que pido a través de aplicaciones, los choferes hayan pasado una prueba de manejo y por un proceso de selección adecuado, con revisión de antecedentes y capacidades. También que me den esa botellita de agua que tanto extrañé este año y me sacaba una sonrisa. - Que el camión o microbús va a respetar mi espacio cuando voy en mi bicicleta así como yo respetaré el de él.
- Que cuando esté lleno un basurero, me llevaré esa basura hasta encontrar otro que tenga espacio, antes de aventar algo en la calle.
- Que cuando me equivoque, no importa que tan tarde me de cuenta, pida perdón y aclare las cosas.
Como estos ejemplos, puedo escribir cientos más que invariablemente en algún momento del 2017 nos encontraremos de un lado o del otro, pero lo más importante es lo siguiente:
Que entendamos que no podemos ser una sociedad pasiva pensando que las cosas se van a arreglar por arte de magia. Que nosotros como ciudadanos, tenemos la obligación de fomentar los cambios, de ser más activos y dedicarle tiempo a este tipo de asuntos. Que es nuestra obligación denunciar un delito o exponer un acto de corrupción a través de la cámara de nuestro celular o en redes sociales para que la mayor cantidad de personas lo vea. Que apoyemos a esos grupos civiles que encabezan movimientos para limpiar las calles y mejorar las condiciones de los lugares a través de los cuales circulamos o frecuentamos.
La confianza inspira y es un vehículo importante que lleva a la seguridad. Tenemos que estar consientes que nuestros actos influyen en un ecosistema político y social que hoy no funciona bien, en donde la actitud que tomamos ante distintas situaciones nos afectan a nosotros y a quienes nos rodean.
Para confiar tenemos que exigir y para que confíen en nosotros, tenemos que demostrarlo.
Yo confío en ti, 2017.