Para 2050, la Ciudad de México estará entre las 10 megaciudades más pobladas del mundo, con más de 24 millones de habitantes, pero al mismo tiempo será la quinta más insegura del planeta, advierte un estudio del Instituto para la Economía y la Paz (IEP).
Titulado “Amenazas Ecológicas 2023”, el informe señala que el bajo nivel de paz en la capital mexicana sólo es comparable con la situación que se viviría en megaurbes como Kabul, Afganistán; Kinshasa, República Democrática del Congo; Bagdad, Irak, y Lagos, Nigeria.
Actualmente, hay 33 megaciudades en el mundo, es decir, centros urbanos con una población de diez millones de personas o más. Para 2050, según la investigación del IEP, habrá al menos 50 de estas megametrópolis.
Se espera que el porcentaje de personas que viven en zonas urbanas en todo el mundo crezca del 54 por ciento al 70 por ciento para 2050, lo que representa un desafío para las autoridades para la gobernabilidad, dotación de servicios, administración de justicia, cuidado del medio ambiente y respeto de los derechos humanos.
Para mediados del siglo XI, la Ciudad de México tendría 24.3 millones de habitantes, superada sólo por Mumbai, India (42.4 millones); Nueva Delhi, India (36.1); Dhaka, Bangladesh (35.1); Kinshasa, Congo (35.0); Kolkata, India (33.0); Lagos, Nigeria (32.6); Tokyo, Japón (32.6); Karachi, Pakistán (31.6); y Nueva York, Estados Unidos (24.7).
En las próximas décadas, de acuerdo con la proyección del IEP, la población rural del mundo disminuirá de manera sostenida, mientras que la población urbana crecerá de manera constante, lo que anticipa que todo el crecimiento demográfico que se produzca en los próximos 25 años tendrá lugar en las ciudades.
Además de enfrentar serios desafíos por la disponibilidad de agua potable, movilidad e inseguridad, la Ciudad de México encara el problema del hudimiento.
“A medida que la ciudad extraía el agua del Lago de Texcoco, se crearon enormes cavidades, lo que provocó que secciones de la ciudad se hundieran aproximadamente 50 cm al año. A medida que la población aumentó debido a la migración, los lagos de agua dulce cercanos fueron drenados para dejar espacio a los recién llegados”, reseña el estudio.
“Este cambio obligó a la ciudad a importar alrededor del 40 por ciento de su agua de fuentes remotas. La gestión inadecuada, junto con inversiones insuficientes en infraestructura como la recolección de agua de lluvia, ha resultado en una pérdida significativa de agua debido a fugas y a la mezcla de agua dulce con aguas residuales”, añade el documento.
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Clara Brugada, Coordinadora en Defensa de la 4T por CDMX
