En junio del 2013, Ricardo prefirió el suicidio antes que dejar de ver a su hijo. Una jueza concedió la custodia a la madre del pequeño de apenas 5 años de edad. La sentencia dictaba que Raquel permitiera al menor ver a su papá los fines de semana, pero ella pretextaba enfermedad, violencia verbal, viajes al extranjero, falta de interés, para no permitirle siquiera llamar por teléfono.
El Día del Padre, Ricardo le reclamó a su todavía esposa lo injusto que era que durante 2 años sólo le hubiera permitido ver a su hijo 4 veces. Ella entonces decidió, a pesar de las restricciones, llevar a César a Estados Unidos. Lo tenía todo preparado y, con documentos falsos, evadió las restricciones jurídicas y huyó del país, no sin antes dejar una nota donde decía que jamás lo volvería a ver. Se consumó así una venganza donde el niño jugó un papel involuntariamente trascendental.
A pesar de que la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes indica que los menores, independientemente de si sus padres están casados, separados o divorciados, “tienen derecho a mantener relaciones personales, así como contacto directo y regular con ambos progenitores”, en ocasiones el impartidor de justicia podría decidir que alguno de los dos tendrá restricciones, sin importar la legalidad, sino el poder adquisitivo de alguno de los demandantes.
Según los últimos datos censales, 33 de cada 100 matrimonios terminan en divorcio, siendo las mujeres quienes mayormente solicitan este procedimiento. Casi un 10% son por vía administrativa y un 90% por el camino judicial. En cuanto a las demandas y denuncias de extracción de menor, agresiones a los hijos, y quién se queda con quién, los datos son confusos. Existe una cifra negra de padres que unilateralmente decidieron sustraer a los hijos y otros que ni siquiera reclamaron el derecho a verlos, o estar con ellos, los abandonaron, incluso con personas que no son familiares.
Por ello, las congregaciones de fe han visto una disminución en sus estadísticas respecto a ceremonias matrimoniales. Al parecer, las parejas están optando por una vida sin compromisos los primeros años de vida y después una ceremonia discreta en el Registro Civil. Han dejado la ceremonia religiosa, en tanto que los ministros de culto no se dan abasto con las citas para mediar entre parejas que están a punto del divorcio, o de plano que llevan tiempos separadas, sin recibir de parte de las iglesias una atención integral.
Tampoco hay atención especial para los hijos de papás divorciados, separados o en proceso de, quienes viven de cerca la violencia en ocasiones psicológica y física, y que se refleja en la vida escolar y social de los menores.
PALABRA DE HONOR: En fecha próxima, un grupo de laicos y ministros de culto se entrevistará primero con Juan Ramón de la Fuente y luego con la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, para intercambio de propuestas de trabajo social.
NM