El mexicano Guillermo Delgado se enamoró de Phillip Lühl, de origen namibio. Ambos de profesión arquitectos decidieron casarse, aunque no lo pudieron hacer en Namibia porque ese país penaba la homosexualidad, así que contrajeron matrimonio en Sudáfrica.
Son padres de 3 niños, que fueron concebidos mediante la maternidad subrogada, es decir, alquilaron un vientre. A los menores no les fue concedida la ciudadanía en Namibia ni el reconocimiento de que tenían una familia con dos papás.
La población en aquel país africano es mayoritariamente cristiana (98%), la presencia y activismo de los luteranos evangélicos se siente en todas las áreas. Así que la familia de Guillermo y Phillip debió luchar no sólo contra la homofobia religiosa, sino también contra el hostigamiento del Estado para reclamar sus derechos a una diversidad que no es aceptada en muchas partes del mundo.
En abril del 2023, Phillip escribió una carta dirigida al entonces presidente Hage Geingob, que publicó el diario más importante de Namibia, donde le dice: “no necesitamos que los historiadores nos recuerden que la Biblia y la homofobia -no la homosexualidad- son de importación colonial… Por lo tanto, la moral cristiana puede estar al lado de la igualdad de derechos para las minorías sexuales, pero no por encima”.
Phillip es doctor por la Universidad de Westminster de Reino Unido, con maestría en Urbanismo y Ciencias de la Construcción; estableció la Primera Escuela de Arquitectura en su país natal en 2020, y fue líder de un equipo de 30 académicos que obtuvo una acreditación internacional dos años más tarde. A pesar de sus logros académicos y sus aportaciones a la comunidad, el gobierno lo discriminó por ser homosexual.
En junio de 2023 la Suprema Corte de Namibia ordenó el reconocimiento de los matrimonios igualitarios celebrados en el extranjero, y a principios de este año reconoció que la homosexualidad no es un delito, como lo contemplaban sus leyes, pese al rechazo de las iglesias evangélicas y católicas que continúan en su lucha por equiparar a los integrantes de la comunidad LGBTQ con criminales, por lo que “deben ser castigados”, dicen los líderes.
Hoy, el mexicano y su pareja viven en la Ciudad de México. Phillip da clases en una prestigiada universidad particular y tienen proyectos de ayuda comunitaria.
Por desgracia, se han mudado a un país en donde la homofobia religiosa, amafiada con partidos políticos y asociaciones civiles antiderechos, todavía mantienen su ideal de imponer una moral en la sociedad, que sigue viendo con desdén, al igual que la autoridad, los crímenes de odio que padecemos. Somos uno de los países en el mundo con más crímenes de odio y es Veracruz el estado más peligroso para ser miembro de la comunidad LGBTQ, según colectivos de la diversidad sexual.
PALABRA DE HONOR: Continúa el proceso legal que enfrentan líderes de la iglesia La Luz del Mundo en Estados Unidos, por haber abusado sexualmente de menores. Sigue también su curso en el INE, el intento que otros líderes de esa misma asociación religiosa llevan a cabo para sumar un partido político de nueva creación al bloque que encabeza Morena, y hacerse de más posiciones políticas en México.