Son muchos los pendientes que la actual administración deja para el próximo gobierno que, entre otros, van desde la implementación de posibles reformas legales y obras no terminadas, hasta compromisos financieros ineludibles en los programas sociales, mismos que presionarán el gasto y su inicio, por muy acorde que esté con el actual.
Pero creo que hay un gran tema que supera a todos los anteriores, el del crimen organizado, lacra que cada día crece y afecta cada vez a un mayor número de ciudadanos y migrantes en nuestro país, sin que se vea una acción seria en su contra
Desde 2013, se fundó una organización independiente, denominada en español Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (por sus siglas en inglés, GI-TOC), con sede en Ginebra, Suiza, y que periódicamente elabora un índice a nivel mundial sobre el tema.
Recientemente publicaron el llamado Índice Global de Crimen Organizado 2023, en cuyo prólogo mencionan claramente que, después de 10 años de fundada la organización, encuentran que la amenaza del crimen organizado “es mayor que nunca”. Indican que el 83% de la población mundial es víctima de este tema y que es necesario seguir actuando de una manera coordinada a nivel mundial.
En un artículo publicado en la revista digital Project Syndicate, el investigador canadiense Robert Muggah menciona que el crimen organizado es “omnipresente y a la vez invisible” y que hasta ahora ha faltado una coordinación coherente y una estrategia clara para su combate.
Ofrece algunos datos que reflejan la magnitud del problema como, por ejemplo, que más del 90% de los billetes de un dólar en circulación en Estados Unidos están contaminados con restos de cocaína u otras drogas o que el 66% de la población de la India ha señalado que han sido víctimas de extorsión en línea, y estamos hablando de una nación que hoy tiene cerca de mil 500 millones de habitantes.
Según los cálculos hechos por el investigador, el crimen organizado es un negocio de cerca de cuatro trillones de dólares a nivel mundial y que si se le agrega el crimen cibernético, puede llegar a 12 trillones de dólares. La oficina de Naciones Unidas que tiene a su cargo estos temas menciona que entre el 2% y 5% del Producto Interno Bruto mundial es lavado cada año por las organizaciones delictivas.
Volviendo al Índice Global, para el caso de México, de 193 países considerados, ocupamos el horroroso tercer lugar en criminalidad, siendo Myanmar el primero y Colombia el segundo.
De forma paralela, también elaboran un índice de la llamada resiliencia, que según el diccionario de la RAE, es la “Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado de situación adversos”. De los 193 países, nos colocan en el lugar 124, en el sitio 25 del continente y en el tercero de América Central.
En el extenso índice de cada país se destacan temas centrales como las drogas, el comercio, el medio ambiente, el crimen cibernético, las organizaciones criminales, la respuesta gubernamental y la protección a la sociedad civil.
Los resultados para nuestro país son negativos en casi todos ellos, en comparación con el índice que elaboraron en 2021. La realidad la vemos todos los días en el poco éxito de las acciones gubernamentales para su combate, que más parecen acuerdos bajo la mesa que han permitido la extensión de los grupos criminales a todas las esferas de la nación, y su cada día mayor presencia, ya no tan invisible, ante la cual los ciudadanos están indefensos en sus negocios o casas.
Este tema, sin la menor duda, deberá ser, si no el primero, uno de los primeros que el nuevo gobierno debe encarar con una política exitosa que evite los fracasos de las anteriores administraciones, antes de que se nos quiera imponer una solución desde fuera.