En días pasados se hizo la presentación formal del trabajo anual del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo (PUED) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), hoy bajo el título Horizontes 2030 para el Desarrollo.
Ya semanas antes hice comentarios sobre algunos de los temas y hoy me referiré a otros que considero de la mayor importancia en los momentos actuales, ya que va a iniciar una nueva administración pública que tiene,
ineludiblemente, que hacer su Plan Nacional de Desarrollo, como guía de su labor para los seis años de su mandato.
Como bien dicen en la presentación del informe Enrique Provencio y Rolando Cordera, quienes fueron sus coordinadores, el objetivo es “avanzar propuestas para atender los problemas que de manera crónica enfrenta el país en materia de crecimiento, combate a la pobreza y la desigualdad” entre otras prioridades.
Jorge José Mattar plantea en su participación el tema del crecimiento en relación con los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), indicando que, en términos generales, el avance de los 243 compromisos de nuestro país, según los informes, es “relativamente favorable”. En algunos hay tendencias negativas, como es el caso de acciones por el clima, o tendencias positivas en hambre cero y seguridad alimentaria. Indica que hay que acelerar el paso en su cumplimiento.
Un punto central se refiere a uno de los temas de mayor discusión en todo el mundo, sobre todo en varios países de América Latina, Asia y África, que es combinar un desarrollo sostenible con las condiciones económicas en las cuales se está viviendo hoy.
Como bien dice el investigador Mattar, hay que “dar prioridad a la recuperación del crecimiento alto, sostenido, incluyente y de calidad”; yo creo que, en relación con esto del “crecimiento alto”, nos conformaríamos con que fuera medianamente suficiente para saldar las deudas históricas que tenemos con la población mexicana en varias materias, como pobreza, salud y educación, por decir algunas.
José Casar puntualiza que tiene que haber un nuevo curso de desarrollo “que vaya cerrando las enormes brechas de desigualdad de todo tipo (de riqueza e ingresos, de desarrollo regional, de género)”, señalando el fracaso de las distintas políticas seguidas por los gobiernos que hemos tenido en el pasado y presente. Es decir, el neoliberalismo, que pone como asunto de máxima importancia en lo económico a la política macroeconómica, que, como hemos visto, al asegurar la llamada estabilidad monetaria ha dejado de lado el crecimiento económico, como si no fuera éste el que permitiría la verdadera estabilidad de los ciudadanos que conforman este país.
Ramón Carlos Torres plantea que es necesario institucionalizar la inversión pública y privada como el motor fundamental para el desarrollo y construcción del futuro de una sociedad. Elabora unas gráficas muy interesantes a mi juicio, que reflejan por qué hoy estamos así, y una de ellas es la referente a la Formación Bruta de Capital Fijo como proporción del PIB, en la que muestra la terrible caída en el gobierno de Miguel de la Madrid, la mediana recuperación durante el gobierno de Carlos Salinas y, de ahí para adelante, ningún otro gobierno lo supera, llegando al actual, cuya caída es superior a la que tuvimos con el presidente de la Madrid.
Llevamos seis gobiernos de tres distintos partidos y ninguno de ellos ha superado en el tema a los gobiernos anteriores, desde Manuel Ávila Camacho hasta José López Portillo.
Esperemos que la llegada del nuevo gobierno, en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo pueda incorporar varias de las propuestas que se están haciendo e incluso sería muy conveniente que hubiera una participación de la academia en la definición del mismo, pues en última instancia, documentos como el del PUED pretenden ser aportaciones útiles al desarrollo de la Nación.