El agua, elemento esencial para la vida y el desarrollo, hoy enfrenta una crisis sin precedentes en el mundo. La escasez, la contaminación y la sobreexplotación amenazan nuestro futuro y el de las próximas generaciones. Es momento de actuar con decisión y unidad, de entender que el agua es un derecho humano, pero también una responsabilidad compartida.
Jalisco no escapa a esta realidad. La reducción en los niveles de nuestras presas y lagos, incluyendo el emblemático Lago de Chapala, que en 2024 se encuentra al 47% de su capacidad máxima ordinaria, es una señal de alarma que no podemos ignorar. Miles de familias enfrentan carencias de agua, ya sea por falta de conexión a la red o por tandeos. Esta situación merece una respuesta integral y coordinada.
Desde la Bancada Naranja en el Congreso del Estado, hemos impulsado acciones para la protección y uso sustentable del agua. Pero debemos hacer más. Necesitamos un cambio de paradigma, una nueva cultura del agua basada en la corresponsabilidad y la solidaridad. Es necesario un plan integral que incluya sanciones al desperdicio y la contaminación, el reúso obligatorio, crear herramientas para prevenir y enfrentar desastres hídricos y, sobre todo, considerar el abastecimiento y saneamiento como un derecho humano fundamental.
No podemos ser indiferentes y tenemos que tomar acción ahora respecto a esta crisis. A nivel mundial, el 40% de la población vive en regiones con escasez de agua, y se espera que este número aumente significativamente para el año 2050. En México, más de la mitad de las presas operan a menos de la mitad de su capacidad. El agua nos une a todas y a todos y requiere de una visión de largo plazo, más allá de colores políticos o intereses particulares. Las propuestas innovadoras y acciones concretas nos permitirán garantizar el abastecimiento, la calidad y la sustentabilidad de este recurso vital. Sólo así podremos enfrentar los desafíos hídricos del presente y del futuro.
La lucha por el agua es también una lucha por la justicia y la equidad. No podemos dejar a nadie atrás, especialmente a las comunidades más vulnerables. Es nuestra obligación garantizar que cada jalisciense, que cada zapopana y zapopano, tenga acceso a agua limpia y segura, sin importar su condición social o lugar de residencia. Sólo así podremos seguir construyendo un Jalisco y un Zapopan más resiliente y sostenible.
La crisis del agua nos interpela especialmente a las nuevas generaciones. Somos nosotros quienes heredaremos este planeta y quienes tenemos la energía y la creatividad para transformarlo. Por eso, hago un llamado a las juventudes a sumarse a esta causa, a construir un mejor entorno y a ser parte de la solución. Juntos, con el poder de nuestra participación y nuestra voz, podemos hacer la diferencia.
El agua es vida y es futuro. Cuidarla y defenderla es un imperativo moral y una responsabilidad ineludible. Hoy, en este momento en el que estamos construyendo agendas, les invito a sumarse, a ser parte de la solución. Envíen sus propuestas, sus ideas innovadoras. Este es un llamado a proponer y a actuar. Con el talento y el compromiso de nuestra generación, haremos posible lo que parece imposible. El momento de actuar es ahora y la tarea es de todas y todos.