Actualmente, México se encuentra en una situación institucionalmente polarizada. Por una parte, parece existir una mayoría abrumadora en los órganos de representación y las instituciones públicas que pugna por un proyecto de nación definido, y por el otro, existe un numeroso conjunto de personas que parece no sentirse representada por éste.
En tales circunstancias, parece que las personas que integran la sociedad y las autoridades encargadas de resolver los problemas que la aquejan tiene distintas prioridades. Así lo demuestra el surgimiento de distintos colectivos, asociaciones y sociedades encargadas de denunciar, complementar y en algunos casos sustituir la actuación del Estado.
En las democracias, la presencia de dichas organizaciones es independiente e incómoda al poder, sin embargo, es respetada y tenida como un elemento fundamental que demuestra el ejercicio de la libertad, precisamente porque con su trabajo demuestra que esta existe y al mismo tiempo ponen el foco de la atención pública en causas que de otra forma no serían visibles y dependerían de la voluntad estatal para ser atendidas.
En otras palabras, las formas de organizarse que tiene la sociedad civil sirven para acortar la distancia entre lo que es y lo que debería ser (estén de acuerdo con el Estado o no). Es por ello que una sociedad organizada y consciente de los valores que considera prioritarios hace, por sí misma, la diferencia entre la realidad que se impone y la vida que desean.
Hoy más que nunca se hace patente la necesidad de organizar en la vida privada el complemento de las condiciones que las instituciones de la vida pública podrían aprovechar para llevar a cabo sus labores, desde la promoción de la salud, el deporte, la educación de calidad, hasta la búsqueda de personas desaparecidas y el combate a la delincuencia para mantener a las comunidades seguras.
A lo largo de la vida independiente de nuestro país se ha demostrado en múltiples ocasiones que, sin la cooperación de la sociedad, no hay estructura gubernamental que alcance para alcanzar la vida que deseamos en condiciones de paz y desarrollo. Es preciso que las y los mexicanos recurramos al derecho de asociarnos para resolver nuestros problemas de forma solidaria y con el apoyo de los demás. Hoy, México demanda de la mejor clase de ciudadanos, la que se organiza para prestar ayuda mutua y construir un mejor país.