Después de la pandemia, su esposo perdió el trabajo por recortes de personal; la economía de muchas familias como la suya se vio seriamente mermada. Amarrándose el cinturón y con préstamos aquí y allá lograron mantenerse a flote y por fortuna encontró un nuevo trabajo hace casi dos años. Sobra decir que buena parte de sus quincenas se fueron a pagar los adeudos contraídos.
Con el aguinaldo de 2023, aquellos compromisos se terminaron, pero en lugar de holgar demasiado el estilo de vida, la pareja decidió continuar con aquel régimen para forzar el ahorro con la idea de irse de vacaciones al extranjero en el verano. Con apoyo de su cuñada, que es agente de viajes, consiguieron armar una escapada por una cantidad bastante razonable, aunque no por ello menos demandante y pesada, pues implicaba tomar un vuelo barato de madrugada hacia la frontera, cruzar la garita a pie y arrastrando las maletas, rentar un coche económico y conducir, parando en moteles, hasta llegar a un gran parque nacional para pasar una semana acampando.
Conforme avanzaban los preparativos, la emoción fue creciendo en la familia. La hija mayor, por ejemplo, se puso a investigar rutas de senderismo y los dos más pequeños comenzaron a ver videos de TikTok sobre cómo encender una fogata o cómo no atraer osos con la comida o cómo actuar ante una poco probable tormenta eléctrica. Y entonces se dieron cuenta que había que renovar los pasaportes.
Ella se metió a Google para buscar los “trámites para pasaporte” y le dio clic al primer resultado. La página tenía la imagen institucional que usa el gobierno en turno y decía “Sistema de Citas por Internet”. Ahí le salió para elegir el tipo de cita (primer pasaporte, reposición por robo o extravío, renovación, pasaporte de adultos mayores, etc), luego tuvo que seleccionar una entidad federativa, ciudad, y una oficina de expedición (eligió la de Villa Olímpica porque quedaba cerca), puso el número de pasaportes que deseaba renovar (cinco), y eligió la mayor vigencia (10 años), pues ya que se iba a hacer el gasto de casi cuatro mil pesos por persona, más valía que durara lo más posible.
Posteriormente introdujo su correo electrónico y luego, los datos de cada uno de los miembros de la familia: nombre completo, fecha y lugar de nacimiento, CURP, dirección actual, etc., eligió la fecha más conveniente y cercana y para concluir, le indicaba la página verificar que toda la información fuese correcta y que seleccionara un método de pago: tarjeta de crédito o débito, transferencia o tienda de conveniencia (Oxxo, 7-Eleven, etc.). “Mira, qué modernos que faciliten todo”, pensó.
Por comodidad, metió los datos de su tarjeta de crédito y pagó los casi 20 mil pesos a supuestas 12 mensualidades. La siguiente pantalla le arrojó la leyenda “Gracias por su pago, en breve recibirá la confirmación de su cita al siguiente correo electrónico: (el de ella) y le otorgó un folio alfanumérico. Imprimió aquello para tenerlo como referencia. Poco después se ocupó en alguna llamada y no verificó su correo electrónico hasta una semana después, el día de la mentada cita.
Como no encontró nada, supuso que se había eliminado de su carpeta de Spam y toda la familia se presentó en la ubicación designada para descubrir que no existía desde 2020. Fueron estafados y además le lograron meter otros cargos a su tarjeta. Adiós vacaciones. El sitio era citas-sre.gorb.mx (le sobra una “r” al dominio gob). A compartir la información para que otros no caigan.