De acuerdo con sondeos levantados en las últimas semanas por YouGov, 53% de los votantes potenciales en Reino Unido considera que los aspectos negativos del Brexit superan los beneficios y 73% desaprueba al gobierno conservador encabezado por Rishi Sunak. Estas son cifras terribles para los tories pues el próximo 4 de julio habrá elecciones generales y éstas se entienden como una evaluación de los 14 años de gobierno conservador.
El que 73% de la población desapruebe al gobierno de Sunak se explica porque una abrumadora mayoría evalúa negativamente el desempeño de las políticas públicas en prácticamente todos los ámbitos: vivienda (89%), inmigración (87%), salud (81%), seguridad (80%), educación (77%), medio ambiente (74%), transporte (74%), bienestar (74%), Impuestos (70%) y la conducción económica en lo general (53%).
Con estos datos es difícil sorprenderse de una victoria del Partido Laborista y una derrota sin precedentes de los conservadores. De acuerdo con la encuesta levantada por The Economist esta semana, los laboristas alcanzarían la mayoría absoluta con 39%, los conservadores se derrumbarían hasta 20% y el partido Reform UK (nacionalistas radicales e impulsores del Brexit más duro) se ubican en alrededor de 17%, amenazando con rebasar a los tories. Bajo cualquier escenario se proyecta una tendencia de más de 20 puntos de ventaja para los laboristas y las preguntas que flotan en el ambiente son ¿cuántos asientos en el parlamento podrá rescatar el Partido Conservador?, ¿se convertirá Reform UK en la alternativa política conservadora para los próximos años?
Lo más interesante es que si bien el rechazo al primer ministro Sunak es masivo, 70% afirma que no es confiable, 63% incompetente, 61% desagradable e indeciso, lo cierto es que esto no implica necesariamente que el candidato laborista, Keith Starmer, genere mayor confianza; sólo 29% lo encuentra confiable, 40% competente, 28% decisivo y fuerte. Hasta 49% de los votantes lo definen como poco confiable y 47% como desagradable. Más que una confianza ciega en la oposición, las tendencias electorales en Reino Unido señalan el desastre acumulado en 14 años de gobierno y luego de 5 primeros ministros cuyas gestiones estuvieron marcadas por escándalos e incompetencia.
Este ciclo conservador inició en 2010, con la victoria cerrada de David Cameron sobre Gordon Brown, la cual culminó con su renuncia por el grave error de cálculo que supuso haber convocado en 2016 al referéndum sobre Brexit sin considerar todas las consecuencias involucradas. Theresa May tomó el relevo ese año con el mandato de implementar un Brexit que asumirían fácil y rápido. La realidad la alcanzó muy pronto con negociaciones durísimas y humillantes con la Unión Europea, el dilema de la frontera con Irlanda y las intrigas de los sectores más radicales de su propio partido. Inolvidables las escenas de su renuncia como primera ministra, en medio de lágrimas.
Pero si los gobiernos de Cameron y May estuvieron marcados por errores e indecisiones importantes, lo que siguió sólo puede definirse como un desastre político: Boris Johnson se caracterizó por la ausencia de cualquier sentido de responsabilidad al ejercer el cargo, particularmente durante el momento más difícil de la pandemia; Liz Truss, que solo duró poco más de un mes en el cargo, derrumbó la economía cegada por delirios libertarios, y Rishi Sunak, del cual se esperaba una gestión profesional dados sus antecedentes en el sector financiero, ha quedado marcado por su frivolidad y desconexión con la realidad, al grado que incluso su campaña produce momentos propios de episodios de Mr. Bean.
Si los pronósticos se cumplen, el jueves habrá un nuevo gobierno en Reino Unido con una mayoría muy amplia para los laboristas. Aunque suene increíble, éste sería el tercer gobierno que inicia bajo el reinado de Carlos III. Lo complicado para Keith Starmer y los laboristas comenzará inmediatamente después de la elección, cuando deberán tomar decisiones para recuperar la confianza ciudadana en sus gobernantes y revertir la pérdida de calidad de vida que sufre la mayoría de la población. En la sombra, los radicales de Reform UK esperan su momento para convencer con una plataforma populista en el tono de la extrema derecha que ha sacudido la política en países como Holanda, Francia y Alemania.