Tengo claro que el presidente Nicolás Maduro no tiene ni nunca ha tenido en mente traspasar el poder y que el proceso electoral realizado recientemente en Venezuela fue una farsa del chavismo, con el fin de aparentar el cumplimiento de los compromisos de Qatar y Barbados, a efecto de amortiguar sanciones y presiones internas e internacionales. Maduro ha sido claro, dijo que no permitirá que la oposición “usurpe” la presidencia.
A la dictadura no le interesa la transición democrática sino mantener la estructura criminal y corrupta de la cual forma parte y que la obliga a salvaguardar su integridad y asirse al poder. Es claro que el chavismo tiene orquestado un sistema electoral fraudulento que hasta ahora no ha podido consumar plenamente, debido a la presión internacional y a la valentía de la oposición. A la fecha el órgano electoral no ha podido justificar el triunfo anunciado del dictador y es obvio que no descartará la represión para imponerse.
Hoy nos encontramos frente a un sistema represivo, de criminalización y uso desproporcionado de la fuerza. Tal es el absurdo y la estulticia de tales bárbaros, que la Fiscalía ha anunciado investigaciones contra el candidato opositor Edmundo González y la dirigente María Corina Machado, por instigación a la insurrección y a la conspiración, que por supuesto no convence a nadie.
Entonces sueltan todas las jaurías del rey. Al momento de escribir estas líneas, la ONU reporta 23 muertes, la gran mayoría por disparos de armas de fuego, en el contexto de las protestas, a lo que se suma la detención de 2,200 personas, entre éstas, mujeres y menores de edad, con acusaciones de terrorismo y conspiración.
Si bien la presión internacional, de prensa, redes sociales y mítines ha sido esencial como presión para la tiranía y la barbarie venezolana, no ha sido suficiente para quebrar el cerco que las protege. El real poder en ese país reside en la fuerza militar e inteligencia, difícil de roer. El alto mando militar ha manifestado apoyo incondicional y lealtad al presidente.
Desde la época de otro opresor, Hugo Chávez, se conformó una red criminal, hoy denominada Cártel de los Soles, integrada por personajes como Maduro y Diosdado Cabello, militares y criminales, que permitió a Chávez y al actual presidente mantenerse en el poder. En la cúpula también destacan el titular de las fuerzas armadas, Vladimir Padrino, los chavistas Delcy y Jorge Rodríguez y la esposa del presidente, Clía Flores.
Al sistema tiránico venezolano se han integrado otras dictaduras que requieren seguir controlando e interviniendo en Venezuela, como son Cuba, China Irán y Rusia. Cuba es proveedor de inteligencia, ha logrado infiltrarse en las fuerzas armadas y en las estructuras políticas venezolanas y se ha beneficiado de los recursos naturales venezolanos. La instauración de la democracia en Venezuela derivará en una situación social y económica mucho más caótica que la que actualmente presenta la isla. Los otros tres países se encuentran amalgamados por la importancia geopolítica, militar y financiera que les otorga Venezuela, donde operan internamente y hacia la región y por supuesto están dispuestos a evitar a toda costa la transición democrática.
Aliados tradicionalmente al chavismo, Brasil, Colombia y México, con mucha impudencia ideológica, amorosamente han solicitado a la tiranía que el chavista Consejo Nacional Electoral, revise con imparcialidad los resultados electorales y se garantice el pleno ejercicio del derecho democrático y el respeto a los derechos humanos, en un entorno que requiere con urgencia la defensa y libertad de los encarcelados, el alto a la represión y la consolidación de la transición democrática ¡vaya usted a saber si nos encontramos entre la ingenuidad o el cinismo del trio!. Usted tiene la última palabra.
No veo más que dos opciones: la permanencia del tirano y su estructura criminal o una negociación que propicie su salida a algún lugar del planeta, con todo el dinero robado y vergonzosa impunidad. La transición democrática podría fracasar ante soluciones tardías y el desgaste de la oposición.