El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, diversos colectivos de mujeres realizaron marchas en varios países y en México, en ciudades como Guadalajara, Monterrey y Puebla, entre otras, en demanda de una sociedad igualitaria y justa, en un mundo adverso y hostil a los derechos de la mujer.
El secretario general de la ONU, António Guterres, dijo que se han alcanzado logros y se han derrumbado barreras y desmantelado estereotipos, pero también reconoció que aún permanecen inmensos obstáculos patriarcales, marginación, injusticia, discriminación y violencia, vergonzosos para la humanidad.
El tema del año en la ONU ha sido el plan ”invertir en las mujeres”, en el cual el secretario Guterres enfatizó en la necesidad de contar con suficientes fondos, para apoyar a organizaciones, programas contra la violencia y la inclusión y liderazgo de mujeres en la economía y tecnología, así como, en respaldo a gobiernos y políticas que respondan a las necesidades de mujeres y niñas.
La ONU señala crueles realidades como las que se registran en Afganistán, que restringe la escuela y el trabajo fuera del hogar a niñas y mujeres; Gambia, que pretende legalizar la nociva mutilación genital femenina (73% de las mujeres y niñas de entre 15 y 49 años han sido sometidas a esta práctica); o el impacto de los conflictos que derivan en violaciones y trata de personas como sucede en Sudán y, recientemente ante las violaciones y tortura sexual registradas en el conflicto de Israel y Gaza, donde las mujeres y niños palestinos constituyen la mayoría de los más de 100 mil muertos y heridos, afirma la ONU.
Según ONU Mujeres, debido a las guerras y crisis en el mundo las mujeres pagan un alto precio: habría alrededor de 614 millones de mujeres y niñas arrasadas por esas situaciones; se prevé que con el cambio climático 236 millones de mujeres y niñas pasen hambre de aquí al 2030 (el doble que los hombres de 131 millones). Uno de los principales obstáculos para lograr la igualdad de género en 2030 es la alarmante falta de financiamiento con un abrumador déficit anual de 360,000 millones de dólares.
Por otra parte, en la Ciudad de México tuvo lugar una magna concentración, con alrededor de 180 mil asistentes -según estimaciones ante la opacidad oficial- en reclamo de igualdad de género y justicia, ante 4 mil 817 casos de feminicidios registrados desde diciembre de 2018 hasta enero de 2024 y, afirman activistas, un discurso oficial misógino, en un entorno de un Palacio Nacional vallado con planchas metálicas como propiedad privada, cercado a las demandas y reclamos y ajeno a una población que reivindica derechos. De nueva cuenta la bandera monumental que tradicionalmente ondea en el Zócalo, ese lugar del pueblo, no fue izada por las autoridades en claro menosprecio a la concentración del 8M.
Irresponsablemente, reprochan colectivos, las autoridades han cancelado programas que afectan a mujeres y niñas, víctimas de violencia y de feminicidios, programas de salud como cáncer, estancias infantiles y escuelas de tiempo completo.
Próximamente México tendrá por primera vez dos poderes al mando de mujeres, la SCJN y la Presidencia, subrayan colectivos de mujeres, con lo que se podría suponer que se abrirán amplias oportunidades para erosionar la violencia y desigualdades, en una ruta no exenta de riesgos y amenazas a derechos ya conquistados y en la que se libran nuevas batallas. La realidad exige a la futura nueva Presidencia romper el aturdimiento oficial actual en función de una anhelada igualdad y justicia.