Democracia resiliente, sociedad resistente

22 de Noviembre de 2024

Luis M Cruz
Luis M Cruz

Democracia resiliente, sociedad resistente

luis m cruz

1.

Contrariando los temores, la democracia ha tenido un buen año en el mundo en términos estrictamente electorales, pues con la excepción de Venezuela y próximamente en Estados Unidos, los votos han sido emitidos y aceptados. Tal es lo que dice Francis Fukuyama en un controvertido análisis, donde considera que los riesgos de retrocesos democráticos de las últimas dos décadas no prosperaron a pesar del ascenso de grandes poderes autoritarios como China y Rusia, y la consecuente agitación geopolítica (The year of elections has been good for democracy. F.Fukuyama, Foreign Affairs, sep. 2024). Las elecciones por sí mismas no garantizan buenas políticas o resultados. Lo que muestran, esencialmente, es la resiliencia de las instituciones democráticas fundamentales, como la libertad de votar y el poder elegir entre opciones, con resultados aceptados por la población.

2.

En el pensamiento liberal democrático suele haber temores respecto al avance global del populismo iliberal, es decir, antidemocrático. Pero, aun cuando las ideologías autoritarias han tenido éxito en numerosos países, la democracia ha mostrado una sorprendente resiliencia y capacidad de prevalecer, incluso en Estados Unidos, en donde el fenómeno planteado por el expresidente y candidato Donald Trump ha puesto a prueba a todas las instituciones. La creencia en un declive democrático ha llevado a pensar si debiera hacerse algo drástico para revertir la situación, y la respuesta es clara y simple: apelar a los ciudadanos y pedirles ejercer el voto, o, si se está más inclinado a la acción, trabajar duro para movilizar y convencer a la gente para que las candidaturas democráticas ganen las elecciones.

3.

Desde ese punto de vista, los vaivenes o péndulos en la democracia son posibles, a condición de que las instituciones de la propia democracia sean respetadas. Es parte del alegato fundamental, que existan tales y también los contrapesos y rendición de cuentas que la hacen funcionar. Así, Fukuyama recorre los procesos electorales de Polonia, Eslovaquia, las eroparlamentarias, Taiwán, Indonesia, India, Sudáfrica, México y Venezuela, para coronar con un adelanto de lo que pueden ser las elecciones en Estados Unidos, en tanto que son un referente fundamental para el mundo.

4.

Sobre nuestro país, el autor señala que el proceso mostró la fuerza de la cultura democrática mexicana. Si bien el presidente Andrés Manuel López Obrador es supuesto como un líder populista, en el fondo él fue popular contra un corrupto e ineficaz establishment. Arremetió todos los días contra la oligarquía y rechazó la guerra contra los narcos, al tiempo que inició un gran número de programas contra la pobreza manteniendo la disciplina fiscal. Finalmente, su sucesora Claudia Sheinbaum ganó por más de 30 puntos, obteniendo además una supermayoría en el Congreso. Su reto será ser una política de centroizquierda, más que una populista radical. En Venezuela, en cambio, una sorprendente mayoría votó por el candidato opositor Edmundo González, llevando al régimen de Maduro a cometer un fraude masivo al proclamarse ganador, con lo que sólo podría prevalecer abandonando toda legitimidad democrática.

5.

En Estados Unidos, un elección aún por venir, las normas democráticas han sido afectadas por sucesos como la toma del Capitolio y el arquetipo contestatario de Trump. Pero, como han mostrado las recientes elecciones en el mundo, el ascenso de políticos autoritarios no es inevitable, como tampoco la caída de la democracia. Finalmente, conforme al credo liberal, Fukuyama concluye que las normas democráticas no pueden prevalecer por la violencia, los remedios judiciales o nuevos líderes carismáticos. Deben serlo por el constante y a veces tedioso trabajo de las reglas democráticas: argumentar, convencer y movilizar a los votantes, construir coaliciones y si es necesario, hacer compromisos donde lo mejor dé paso a lo posible. Puede, en efecto, coincidirse con el autor, pero como se ve, es la persistencia de los ciudadanos lo que hace viables las democracias.