1.
Con tantos avatares en la agenda, incluido el choque boxístico Biden-Trump, pasó casi de noche la quincuagésima reunión de las democracias y economías más desarrolladas de la Tierra, el llamado G7, bajo el auspicio de la premier italiana, Giorgia Meloni, en Borgo Egnazia, Bari, la cual tuvo lugar del 13 al 15 de junio pasado. Sin duda trascendente, dado que suelen tratarse los asuntos de la mayor relevancia global y se adoptan decisiones que a todos afectan.
2.
Se abordó desde luego, la situación en Ucrania, con una invasión rusa estancada y ya en su tercer año, lo que ha agotado a las economías europeas, al grado de causar un importante viraje en el escenario político, con las recientes elecciones al europarlamento ganadas por la ultraderecha. La propia dirigente anfitriona obtuvo el refrendo a su gestión, cuando los electores votaron masivamente por las opciones contrarias a los actuales gobernantes prácticamente en toda Europa, señaladamente en Francia, Bélgica, Alemania y España. En los dos primeros países, los gobiernos resintieron inmediatamente el viraje, llamando a elecciones anticipadas o buscando integrar una nueva coalición gobernante. En los casos de los dos últimos, decidieron resistir por el momento, pero inevitablemente enfrentarán las urnas en un horizonte no muy lejano.
3.
No sin apuros, el presidente Joe Biden logró otorgar un préstamo de 50 mil millones de dólares al gobierno ucraniano, apoyado en los activos congelados de Rusia con la presencia del presidente de Ucrania, Volodimir Zelenzky. Pero el costo de la guerra, transferido a los ciudadanos europeos, ha sido ya muy alto, por lo que cunde el deseo de alcanzar pronto una paz aceptable. El papa Francisco, partícipe en la reunión, también abogó por la paz tanto en Ucrania como en Gaza, advirtiendo del pernicioso uso de la Inteligencia Artificial en los conflictos bélicos, la cual, como herramienta apasionante y a la vez temible, debiera ocuparse en la promoción del progreso y el desarrollo, que fue otro aspecto geoestratégico abordado en la reunión. En general, los mandatarios asistentes reiteraron la condena a los actos de terrorismo, pero hicieron un llamado a la moderación, la liberación inmediata de los rehenes y la negociación de la paz, sin ir más allá en el reconocimiento a un Estado palestino.
4.
Asimismo, se abordó el tema de un comercio internacional más justo, buscando reformas a las reglas de la Organización Mundial de Comercio para evitar los riesgos de las guerras comerciales, por ahora inevitables ante el incumplimiento de las regulaciones y la propia debilidad de la OMC para imponerlas. Se urgió a China e Irán a cesar el apoyo al esfuerzo bélico de Rusia, amenaza a la seguridad mundial en el largo plazo, e impulsar una participación leal en la ciencia, la industria y el comercio.
5.
Sobre la idea de que el sur profundo debe participar más en las decisiones, la premier Meloni invitó a otros líderes externos al G7, como India, Turquía, Argentina y Brasil. En su participación, el presidente brasileño, Luis Inácio Lula da Silva, subrayó la necesidad de una conferencia de paz sobre Ucrania con la participación de las partes beligerantes, como lo han propuesto China y Brasil, buscando una solución política al conflicto. Finalmente, se abordó la situación en Venezuela, próxima a celebrar elecciones presidenciales el 28 de julio, cuando el régimen del presidente Maduro canceló la misión europea de observación, reduciendo las condiciones para comicios limpios, competitivos y justos. Sin duda la premier Meloni tuvo éxito en las elecciones europeas y obtuvo un compromiso conjunto por la paz y el desarrollo de las siete mayores economías del mundo. En una agenda tan compleja, subyace, sobre todo, la necesidad de encontrar un nuevo orden internacional, acorde a un mundo multipolar, pero aún interactuante e interdependiente, necesitado del diálogo y la cooperación de todos.