Como objeto de las múltiples exigencias colectivas que se han logrado visibilizar en nuestro país en la búsqueda de una presencia importante de mujeres en el ejercicio de cargos de elección popular, es que hemos logrado grandes avances como fue, en su momento, la elevación a rango constitucional del principio de paridad de género y, posteriormente, la conocida “paridad en todo”, sin embargo, es necesario que pongamos especial atención en aquellas lagunas que existen entre la garantía de que todas las candidaturas sean conformadas por un 50% de mujeres y un 50% de hombres y la tan anhelada igualdad sustantiva o paridad real.
La paridad real podremos verla materializada cuando la totalidad de los cargos realmente sean ejercidos por ese mismo 50/50, lo cual, desafortunadamente, aún continúa siendo un tema pendiente, sobre todo, a nivel municipal. Esto entonces nos lleva a hacer una reflexión importante: ¿cuántos límites hay detrás de tantas postulaciones de mujeres para que ellas resulten electas?, ¿cuánta es la efectividad de la paridad en los registros de candidaturas?, ¿qué cambios tendríamos que tomar en consideración para incrementar dichos números?
Por hacer evidente unas cifras, en el estado de Veracruz, mismo que cuenta con 212 municipios, derivado de las elecciones celebradas en 2017 resultaron electas 56 presidentas municipales (es decir, el 26% de la totalidad de municipios). Posteriormente, como resultado de las elecciones de 2021, se obtuvo que resultaron electas 51 (es decir, el 24%). ¿Cuál es la razón por la que se pone en evidencia una disminución? Desde 2014 la paridad en las candidaturas ha sido una realidad, por lo que, en la práctica, se podría esperar un aumento en el número de cargos encabezados por mujeres, cuando en realidad, no es así.
En conclusión, quisiera que tuviéramos presente que hablar sobre paridad en las candidaturas y el ejercicio del poder, no únicamente implica que lo abordemos desde el ámbito electoral, sino que existe un trasfondo que nos obliga a analizar la participación política de las mujeres tomando en cuenta que ese escenario no es el único en el cual las mujeres tienen una posición y una voz pública, sino que hay otros escenarios en los que, incluso, persisten estas brechas entre su inclusión y su participación efectiva como pueden ser algunas profesiones como la ciencia, el deporte y el desarrollo tecnológico. Hagamos conciencia sobre ello. Lo personal sí es político.