Este lunes 26 de agosto de 2024, más de 34 millones de niñas, niños y adolescentes regresaron a la escuela, ya que inició el ciclo escolar 2024-2025, eso es muy bueno ya que los papás dejarán a sus hijos en los miles de escuelas de los tres niveles básicos (preescolar, primaria y secundaria), ya que los otros tantos a niveles medio superior y superior ya han iniciado si periodo escolar en semanas anteriores y tristemente no es el grueso de los estudiantes de nuestro país.
Un día como hoy, pero hace 43 años, entré al kínder y a la distancia recuerdo muchas cosas lindas de esa época, como que las calificaciones se representaban con dibujos. He de confesar que normalmente tenía dos sellos: el de la abeja, que representaba el trabajo bien hecho y otro que era un perico, quienes me conocen saben que siempre he platicado hasta por los codos, decía mi mamá. La reflexión a la que los invito es a analizar en qué medida se han modificado los aprendizajes que, desde ese entonces que era una niña de escasos 3 años y a la fecha, me han marcado. También recuerdo del kínder los festivales de la primavera, los papás participaban con un desfile, arreglaban los carros con globos y recorríamos unas cuadras saludando y regalando dulces. De la primaria tengo excelentes recuerdos, tuve a la mejor directora, “La maestra Pina”, ella nos enseñó en su estilo muy peculiar a que todo el salón fuera de excelencia, en matemáticas sobre todo aritmética, español, ciencias naturales y ciencias sociales; era indispensable tener siempre lectura en voz alta, nos ayudaba a vencer los medios de hablar en público y nos inculcó el respeto a los símbolos patrios, pasaba lista y revisaba el uniforme, a fin de cursos como en Japón hacíamos tequio, limpiábamos salones y pintábamos pupitres; tuve la fortuna de que mis papás hicieron el esfuerzo de pagar educación privada del kínder a la preparatoria.
Sin duda, he sido una persona privilegiada por tener oportunidad de recibir una buena educación escolar. En la primaria solo ocupábamos los libros de texto gratuito y eran muy buenos (me tocó una época de libros bien hechos sin errores que, espero, ya los hayan corregido), tuve muy buenos maestros, todos con vocación y ganas de enseñar, eran muy estrictos y exigentes; no más que mis papás y agradezco eso, ya que al tiempo, toda mi generación somos muy buenos cada quien en lo que hacemos.
De forma y fondo, diría mi papá: “hoy es un día de regreso a clases, pero la verdadera educación es la de la casa, es donde se enseñan los valores, el respeto, la limpieza, el orden, la diferencia entre el bien y el mal, etc. A la escuela vas a aprender habilidades y conocimientos, para que de grande seas competente para mantenerte de lo que estudies y trabajes en lo que te guste; esa es nuestra única herencia”. Al tiempo y ahora que no están mis papás, solo puedo decir, ¡gracias, gracias, gracias!
En México hemos avanzado en los derechos. Sin duda, la reforma al artículo 1º de la Carta Magna habla de los derechos humanos como el más alto reconocimiento de las personas, que además deben de tener “derecho a la educación”, en este se prevé en el artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y en el párrafo segundo dice que debe ser “obligatoria, universal, inclusiva, gratuita y laica”.
El reto de los papás es educar en casa y acompañar en el proceso de enseñanza-aprendizaje a sus hijos, no pensar que en la escuela les van a dar principios y valores.
Nota al pie de página: En México, el mal educado es el que tira la basura en la calle, que tapa el drenaje y genera inundaciones, entonces sí hay mucho que hacer en las casas de cada quien. La limpieza y el orden es un valor que se aprende al interior de cada hogar no en la escuela.