El futuro de Morena sin López Obrador

23 de Septiembre de 2024

Sergio Uzeta
Sergio Uzeta
Comunicador y periodista con más de tres décadas de experiencia, destacando su paso por Noticias de Once TV y Radio Fórmula. Ha sido Director General de Notimex y Director fundador del Canal Judicial de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Fue Gerente Corporativo de Comunicación Social en Pemex y Director de Información en la Presidencia de la República. Reconocido con el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Pagés Llergo y el Micrófono de Oro, entre otros.

El futuro de Morena sin López Obrador

Sergio Uzeta - columnista

Tras las elecciones del pasado 2 de junio, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha logrado establecerse como el partido hegemónico en México, consolidando un poder que no se había visto desde los años dorados del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sin embargo, el panorama actual plantea desafíos que van más allá del éxito electoral: la transformación de un movimiento centrado en una sola figura hacia un partido con bases sólidas para mantener su hegemonía sin su principal líder.

Con la salida de Andrés Manuel López Obrador y la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia el próximo 1 de octubre, Morena se encuentra en una encrucijada. Su éxito no solo dependerá de su capacidad para mantener el apoyo popular, sino también de su evolución institucional. El 22 de septiembre de 2024 marcará el inicio de esta nueva etapa con la elección de su dirigencia, donde, todo indica que Luisa María Alcalde, hija de Bertha Luján, cercana colaboradora de López Obrador, tomará las riendas como presidenta del partido. No obstante, el anuncio más controversial ha sido el posible nombramiento de Andrés Manuel López Beltrán, conocido como Andy, como secretario general del partido.

El ascenso de Andy ha generado especulaciones sobre su papel en el futuro del partido y del país. Diversos analistas señalan que su posible llegada a la segunda posición en importancia dentro de Morena consolidaría su influencia en el nuevo gobierno de Sheinbaum, y algunos incluso anticipan que podría perfilarse como candidato presidencial en 2030. Esto ha causado revuelo, particularmente por los señalamientos de tráfico de influencias que han rodeado a López Beltrán, lo que añade una capa de incertidumbre sobre el impacto que su figura podría tener en el futuro del partido.

La tarea más urgente para estos dos jóvenes políticos será la de convertir a Morena en un partido con estructura y visión de largo plazo, en lugar de ser un movimiento de masas articulado en torno a la figura de su fundador. Este reto no es menor, dado que el éxito de Morena ha dependido, en gran medida, del carisma y la popularidad de López Obrador. Sin su presencia directa, el partido deberá encontrar nuevas formas de cohesión interna y de mantener su relevancia entre los electores.

La relación de poder entre Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Beltrán también será determinante. Aunque Sheinbaum cuenta con su propia base de apoyo, el peso de la figura de Andy dentro del partido podría generar tensiones o consolidar una nueva forma de liderazgo dual. La posibilidad de que López Beltrán se proyecte hacia la presidencia en 2030 le otorga un papel estratégico que podría cambiar la dinámica del partido y del país.

Si el partido logra institucionalizarse y establecer mecanismos de renovación interna, podría asegurar su permanencia en el poder por varias décadas. Pero si no lo hace, corre el riesgo de depender excesivamente de figuras personales, lo que podría poner en peligro su estabilidad a largo plazo.

En este contexto: ¿Podrá Morena reinventarse sin López Obrador? El éxito del nuevo liderazgo, tanto en la dirigencia partidista como en el gobierno, será clave para definir si el partido puede establecer una nueva era de hegemonía política o si se enfrenta a la fragmentación y eventual declive que han experimentado otros movimientos políticos en la historia reciente de México.