Seguro no lo creerá, pero en la auditoría que la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) está realizando a la autoridad aeronáutica mexicana, saldrán a la luz varios trapitos sucios que el gobierno mexicano aún no ha sabido limpiar. ¡Así como lo está leyendo!
No está de más recordar que haber caído en la categoría de “bananera” por la FAA durante 26 meses nos costó perder alrededor de 18% del mercado de transporte aéreo y evidenció que la Agencia Federal de Aviación Civil en tiempos de la 4T (AFAC) no está a la altura para responder a las exigencias de la aviación civil.
Así pues, en la nueva auditoría de la OACI la revisión será más exhaustiva, ya que no sólo abarca los tres anexos (1, 6 y 8) que revisó la FAA, sino 13 más de los 19 que en total tiene la OACI como normativa, y entre los cuales hay un tema espinoso, el área de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación.
Esta área salió de la estructura de la AFAC para ser ubicada en la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes, concretamente en la Subsecretaría de Transportes a cargo de Rogelio Jiménez Pons, de acuerdo con lo recomendado por la FAA para tener plena autonomía respecto a la actuación de la AFAC y de otras dependencias, como Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam).
Un fuerte doble
Increíble, aunque más bien negligente, que nunca hayan querido darle presupuesto, relevancia ni nada al área de Investigación de Accidentes e Incidentes. Según ellos, a nadie le conviene que exista un ente que investigue realmente y transparente la falta de procesos claros, las prácticas de simulación y ocultamiento de la verdadera situación de la aviación civil, y que además tenga “dientes” para sancionar estas malas prácticas.
El resultado es que el área de Investigación, a cargo de Constantino Tercero, se encuentra en la peor situación posible: nadie comprende su importancia, carece de presupuesto y, en cambio, está sujeta a auditorías que sin duda mostrarán que el tema no está funcionando, aunque no sea su culpa.
Y como muestra está la carta que el director del Seneam, Javier Vega, envió al director de Análisis de Accidentes e Incidentes Aéreos, indicándole que, debido a la falta de criterios claros (aunque él quizás no los tenga, pero podrían encontrarse en los anexos de OACI, especialmente en el 19), sólo se considerarán los reportes del Seneam, con sus tres canales de confianza (el propio director y dos de sus funcionarios cercanos, Mario Sergio Dávalos Solís y Andrés Román Araujo, ambos del área de Tránsito Aéreo) para las investigaciones.
Seneam “regaña” al director de Investigación de Accidentes
En otras palabras, en castellano y en plena Semana Santa debo informarles que Seneam está reprendiendo a Constantino Tercero por realizar su trabajo de investigación. Además, le está negando la transparencia al permitir que solo la dirección de Seneam decida qué incidentes se consideran válidos y cuáles no. Y ni siquiera mencionemos el aumento en los vuelos en el AIFA, donde saldrán a la luz todas las inconsistencias y errores de construir un aeropuerto que no es lo que el país necesita.
Botanas con un shot doble
Pero, ¿será que en la subsecretaría de Jiménez Pons tienen como as bajo la manga a Riobóo, el genio de la 4T que no sólo convenció a AMLO de hacer el AIFA, sino que se aventó la magistral declaración: “Los aviones no chocan, se repelen”? No cabe duda de que vamos de mal en peor.