La invitación

12 de Septiembre de 2024

Dolia Estévez
Dolia Estévez

La invitación

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Hasta hace unos días, bajo la pauta del embajador Ken Salazar, la administración Biden había evitado pronunciarse públicamente sobre la cercanía del gobierno de Andrés Manuel López Obrador con Rusia. Sin embargo, la invitación extendida a Vladímir Putin para asistir a la toma de posesión de Claudia Sheinbaum fue la gota que derramó el vaso. Washington dio un cambio radical en el tono de su mensaje. El Departamento de Estado reprochó al gobierno de México haber convocado a un “autócrata responsable de tanta muerte y destrucción” en Ucrania, advirtiéndole que la presencia de Putin “restaría valor a lo que será un momento histórico”. La dependencia a cargo de la diplomacia estadounidense exhortó al gobierno a “dejar en claro” a los funcionarios rusos el respaldo de México a la integridad territorial de Ucrania, nación invadida sin razón alguna por Rusia, y a la Carta de la ONU. ¡Zas!

La Secretaría de Relaciones Exteriores trató de restarle importancia a la invitación pretextando que es un gesto “protocolar” que extiende a las 208 naciones con las que México tiene relaciones diplomáticas, dijo Juan Ramón de la Fuente, designado canciller por Sheinbaum. Defender la invitación, “es un argumento clásico de la Doctrina Estrada en una situación hipotética sin ninguna consecuencia práctica”, me dijo el embajador retirado John Feeley, quien anticipó que Putin “no irá” porque tiene prioridades más urgentes que cruzar medio mundo para sentarse en la ceremonia de juramentación de Sheinbaum.

Putin fue invitado porque la futura presidenta de México, en los pasos de su mentor, considera que la guerra de Rusia contra Ucrania “solamente alimenta a los fabricantes de armas” y tan culpable es el país víctima invadido como el victimario invasor. Lo que no anticiparon ni ella ni de la Fuente es el lío diplomático internacional en que se iban a meter fraternizando con un fugitivo acusado de crímenes de guerra, con orden de búsqueda y aprehensión de la Corte Penal Internacional, de la que México es miembro activo, por lo que “tienen la obligación de cumplir con sus obligaciones”, advirtió la Unión Europea, en respuesta al desafío de AMLO de que su gobierno no arrestará a Putin de ir a México porque “no nos corresponde”. La invitación “pone a México al margen de la comunidad internacional respecto a los derechos humanos y el derecho internacional”, me dijo Ryan Berg, director para las Américas en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, quien lamentó que los “mensajes encontrados” sobre Rusia, “vuelvan más difícil que México sea un socio estratégico”.

Al margen de si Putin decide ir o prefiere enviar al canciller Sergei Lavrov, la invitación a un paria internacional “es la más reciente en una serie de confusas acciones que denotan una postura prorrusa”, señaló Berg. Aludió a los soldados rusos en septiembre, al “notable rechazo” de México de la declaración de la Cumbre para la paz en Ucrania en Suiza y al boletín de la SRE que “omitió mencionar la culpabilidad de Rusia” en el ataque contra un hospital de niños en Kiev, “una de las acciones más brutales e ilegales en la guerra rusa contra Ucrania”.

Pedí la lista completa de invitados a José Manuel Gutiérrez, director de Comunicación Social de la SRE, pero, me dijo molesto, “no tengo esa lista”. Tras reprocharme sin razón que Putin no era invitado “especial” (como dijo el embajador mexicano en Moscú Eduardo Villegas cuando filtró la invitación a la prensa rusa, no yo), insistió en que el listado no es “especifico sino generalizado”, aunque aclaró que Benjamín Netanyahu “no está convocado por no ser jefe de Estado”. Invitar a Putin y no a Netanyahu, tan sátrapa uno como el otro, muestra que decidieron caso por caso, aunque digan lo contrario.

La invitación a Putin ocurre en el marco de la fluida interlocución de Alicia Bárcena con Rusia. El 14 de junio, un día antes de la cumbre de la paz en Suiza a la que asistió de mala gana, Bárcena habló telefónicamente con Lavrov, con quien tiene una larga amistad desde que coincidieron en la ONU, informó el ministerio de exteriores ruso. Al día siguiente, la canciller protestó por la ausencia de Rusia y se negó a firmar la declaración adoptada por la mayoría. También se vieron en febrero con motivo de la reunión ministerial del G20 en Rio de Janeiro. Washington no espera que Bárcena deje de interactuar con los rusos, pero sí que defienda la integridad territorial de Ucrania.