Eran las 6 de la tarde cuando Ms. B ya estaba siendo informada acerca de la manera tan macabra en la que iban a operar los actores políticos de Morena, si bien ya sabía con anterioridad que iba a ser una elección compleja donde sus conocidos ya la habían puesto alerta, jamás pensó que llegaría a tanto, a esa hora ya le habrían avisado que subirán a morena 10 puntos para poder ganar la elección, que ya estaban bajo advertencia y listas varias órdenes de aprehensión para poder operar a su favor, se convertía en una tarde gris y un México con un futuro oscuro, pues Ms. B ya sabía lo que vendría.
En el teatro de la política, donde las luces brillan y las sombras se alargan, se despliega una obra maestra de engaño: el fraude electoral más grande de la historia. Como un mago hábil, el gobierno ha tejido un tapiz de ilusiones, ocultando verdades incómodas bajo capas de retórica y promesas vacías. Este fraude, como un espejismo en el desierto, refleja un panorama perfecto, mientras oculta las arenas movedizas de la corrupción y el abuso de poder.
El Telón de la Democracia
Ms. B imaginaba un escenario espléndido, decorado con banderas y carteles que proclaman la victoria de la voluntad popular. Los actores, con sonrisas radiantes, interpretan sus papeles con una precisión milimétrica. Pero detrás del telón, en los rincones oscuros de los camerinos, se oculta la verdadera trama. Los hilos que mueven a las marionetas son manejados por manos invisibles, manos que escriben el guion de la farsa electoral.
Cada voto, como una gota de agua en un océano, debería contar en el vasto mar de la democracia. Sin embargo, en este espectáculo, esas gotas son sustituidas por tinta invisible, que se desvanece con la luz del escrutinio. Los votos desaparecen, se multiplican o se transforman, según el diseño de los titiriteros del poder.
El Espejo de la Transparencia
En el centro del escenario, un espejo de cristal puro refleja la imagen de un gobierno justo y transparente. Sin embargo, al acercarnos, notamos que el espejo está roto, sus grietas ocultas bajo una fina capa de barniz. Las promesas de transparencia se fragmentan en mil pedazos, y a través de esas grietas, podemos vislumbrar la maquinaria del engaño.
Las urnas, como cofres del tesoro, deberían guardar la voluntad del pueblo. Pero en esta obra, estos cofres son reemplazados por cajas trucadas, donde los votos entran como monedas legítimas y salen como piezas falsificadas. El recuento, una danza de números que cambia de forma como sombras en la pared, revela un resultado predeterminado, ocultando la verdad bajo un velo de cifras manipuladas.
La Máscara del Poder
Los actores principales, envueltos en trajes impecables y máscaras sonrientes, declaran la victoria con fervor. Sus discursos, escritos con tinta invisible, prometen un futuro brillante con el plan C, mientras ocultan la podredumbre del presente. Cada palabra, cada gesto, está calculado para mantener la ilusión, para hacer creer al público que el espectáculo es real.
Pero detrás de esas máscaras, se esconden rostros marcados por la ambición y el engaño. El poder, como un manto pesado, cubre sus hombros, y la corrupción fluye como un río subterráneo, alimentando las raíces de un árbol podrido. Las decisiones, tomadas en salas cerradas y oscuras, sirven para perpetuar el ciclo de la injusticia y la desigualdad.
La Verdad Oculta
Ms. B observaba al público aplaudir y las luces se apagaban, la verdad permanece oculta, enterrada bajo capas de mentiras. Los documentos falsificados, los testigos silenciados, y las pruebas destruidas son las piedras que construyen el muro de la negación. El fraude electoral, como un fantasma en la noche, se desliza entre las sombras, dejando un rastro de incertidumbre y desconfianza.
La verdadera tragedia de esta obra no es só el fraude en sí, sino la erosión de la fe en el sistema. Cada acto de engaño, cada mentira dicha con una sonrisa, corroe el fundamento de la democracia. Los ciudadanos, como espectadores cansados, comienzan a cuestionar la realidad de lo que ven, dudando de la legitimidad de sus propios votos.
El Despertar
Ms. B siempre veía una luz al fondo del túnel y en medio de la oscuridad, siempre hay una chispa de esperanza. El despertar de la conciencia, la demanda de verdad y justicia, puede romper el hechizo del fraude. Los ciudadanos, unidos por un deseo común de transparencia, pueden levantar el telón y revelar la verdadera cara del poder.
El espejo roto puede ser reparado, las máscaras pueden ser arrancadas, y el escenario puede ser iluminado con la luz de la verdad. Solo entonces, cuando la voluntad del pueblo sea respetada y cada voto cuente, podremos decir que la democracia ha triunfado sobre el engaño.
En esta gran obra de la historia, el fraude electoral no es el acto final. Es sólo un capítulo en una narrativa continua de lucha por la justicia y la verdad. Y mientras el telón aún esté levantado, la batalla por una democracia verdadera continuará.
Ms. B sabía la negociación tan grande y el plan C tan macabro del que se hablaba, berrinches de actores políticos que ni arrancando urnas pudieron ganar y que al final tuvieron que operar internamente desde una institución que hoy ya no tiene valor como lo es el instituto electoral.
Ms. B se encontraba preocupada pues para sacar a esos perros hambrientos con sed de venganza, seres acomplejados y muertos en vida, sería una gran reto, pero que la misma historia de México daba para saber que nuestra nación no está sola y que el poder es de los ciudadanos a pesar de querernos reprimir o callar a billetazos y sobre todo, utilizando la ignorancia de la gente que no tiene acceso a una educación digna, pues México es más que eso, México es una nación digna, con mexicanos que realmente aman a su país y no a un sistema.