La decisión de la Dra. Claudia Sheinbaum de elevar el Instituto Nacional de las Mujeres a la categoría de una flamante Secretaría de las Mujeres se erige como una de las decisiones más trascendentales para el próximo sexenio. Corregir las descomunales fallas del periodo neoliberal y afrontar los desafíos de esta administración, pone de manifiesto la firme voluntad política de la primera presidenta en asegurar los derechos de todas las mujeres, lo cual, indudablemente, refleja su compromiso social con la abrumadora mayoría de la población en México.
Me parece que lo que bien comienza, bien termina. Los cimientos deben ser sólidos para que cualquier política perdure y logre objetivos reales y duraderos. La transformación del Instituto en una Secretaría de Estado permitirá contar, desde el principio, con una dependencia robusta y, dicho sea de paso, con un mayor presupuesto para abordar la agenda feminista de este gobierno. Además, facilitará la transversalización de políticas de género de manera más efectiva.
Por otro lado, considero sumamente acertado que se establezca una Secretaría de las Mujeres en lugar de limitarse a ser una Secretaría de la Mujer. Aunque ya exista en la Ciudad de México, resulta extraordinario que esta iniciativa se extienda a nivel federal. Este paso cobra una relevancia aún mayor al tener lugar en un gobierno encabezado por una mujer y de izquierda, lo cual subraya la importancia de reconocer la interseccionalidad. Esta perspectiva que busca brindar un enfoque multidimensional al analizar cómo las vidas de las mujeres se entrelazan con otras identidades, como la raza, el color de piel, el sexo, la discapacidad y la orientación sexual, generando así una experiencia única de opresión y privilegio. Lo cual demuestra un compromiso amplio con todas las mujeres, incluyendo aquellas que trabajan en maquilas, en zonas rurales, las adultas mayores y aquellas que no suelen asistir a las manifestaciones del 8 de marzo debido a que dedican la totalidad de su tiempo a labores de cuidado y doméstico. En palabras sabias de Audre Lorde: “No existen luchas uniformes, porque no vivimos vidas uniformes”.
La creación de esta Secretaría también brindará a las mujeres la oportunidad de informarse mejor sobre sus derechos y de contar con un refugio para aquellas que hayan sido víctimas de violencia en sus distintas formas. La concepción de una Secretaría me atrevería a afirmar, busca remediar las consecuencias de un pasado en el que el Estado abandonó su rol protector, cargando a las mujeres con todo el peso, y en el cual, lamentablemente, se abusaba del presupuesto destinado a las mujeres en múltiples ocasiones.
En mi opinión, considero que estábamos llegando tarde a este momento crucial. En un México marcado por el feminicidio y la crueldad hacia las mujeres, era imperativo dar paso a este gran cambio. Si bien durante el pasado sexenio logramos avances significativos en la agenda legislativa a favor de las mujeres, como la Ley de Paridad, la Ley 3 de 3, la Ley Vicaria, la Ley de Deudores Alimentarios, la ratificación del Convenio 180 que aborda la violencia laboral contra las mujeres, entre otras leyes relevantes, aún quedan importantes desafíos por delante.
En la actualidad, es importante que las mujeres recuperen su tiempo para vivir plenamente a través del Sistema Nacional de Cuidados, una propuesta destacada de la Dra. que lamentablemente no se concretó en el pasado sexenio. Asimismo, es fundamental reducir la brecha salarial para garantizar que las mujeres reciban un salario justo en comparación con los hombres, y la deuda histórica con las mujeres de 60 a 64 años de retribuirles su esfuerzo histórico en labores de cuidado y domésticos que la Dra. propuso como compromiso innovador en este próximo sexenio, ¡vaya! La lista de desafíos pendientes es extensa, especialmente en un país donde 11 mujeres pierden la vida diariamente por el simple hecho de ser mujeres.
Además, considero que la creación de esta Secretaría nos brindará la oportunidad de seguir innovando firmemente en políticas públicas con perspectiva de género. Aunque aún no se ha revelado cuál será la agenda oficial, su próxima titular, Citlalli Hernández Mora, una de las políticas más jóvenes y con amplia trayectoria, feminista de izquierda, ha dado indicios de su enfoque, apostando por el diálogo como eje rector de su política. Celebro esta nueva e histórica decisión de darle un lugar a TODAS las mujeres y caminar hacia una efectiva igualdad sustantiva por el bienestar de todas y todos los mexicanos.
Karla Doig Alvear.