8M: la resiliencia de las jacarandas

24 de Octubre de 2024

Karla Doig
Karla Doig

8M: la resiliencia de las jacarandas

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El pasado viernes 8 de marzo, se conmemoró el Día Internacional de la Mujer con un evento inusual en la Ciudad de México. Diversas calles de la urbe se vistieron de morado por la llegada anticipada e inédita de las jacarandas, creando un escenario único para darle la bienvenida a la marcha más concurrida de los últimos años. Más de 180 mil niñas, jóvenes y mujeres salieron a las calles para protestar de manera pacífica en busca de condiciones de igualdad y por el derecho a vivir una vida libre de violencia.

Ese día, todas nos convertimos en jacarandas. Sin embargo, numerosas jacarandas marcharon afectadas por el cambio climático y las perturbaciones en nuestra elevada temperatura que las llevaron a florecer prematuramente, poniendo en riesgo su vitalidad y funcionalidad. No obstante, marcharon con fervor para protestar: “Ni una Más”, “Si tocan a una, respondemos todas”. ¡Basta ya de la violencia machista en un país feminicida donde cada 2 horas una mujer pierde la vida por el simple hecho de ser mujer!

Las jacarandas brotaron de manera forzosa y resilientes como nosotras. Pero no deja de preocuparme su estabilidad y bienestar. Me pregunto: ¿Qué puedo hacer por ellas? ¿Cómo les ayudo? ¿Qué diablos tiene que pasar para crear un ambiente estable y propicio para ellas? ¿Cómo ayudarlas y salvarlas de ese inevitable destino trágico que les espera?

Lo que susurra el viento en esta caótica ciudad es que las jacarandas han florecido prematuramente, sacrificando su bienestar y alegría al no encontrar un entorno propicio para su desarrollo. A pesar de su resiliencia y fortaleza, se ven gravemente amenazadas por las condiciones hostiles que las rodean, lo que podría resultar en un menoscabo de su vitalidad y una escasez de frutos tanto para ellas como para nuestro entorno.

Hoy las jacarandas resisten porque no existe otra salida en donde llamar la atención aumenta el riesgo. Hoy las jacarandas a pesar de ello, marchan con nosotras porque ese día todas somos jacarandas y nos une la misma lucha.

La grandiosa marcha quedará grabada en los anales de la historia, no solo por la multitud de mujeres y jacarandas que nos escoltaron, embelleciendo con su presencia cada uno de nuestros pasos, sino también por la inquietante constatación de nuestro creciente número y la valiente resistencia de las jacarandas a nuestro lado. Una poderosa metáfora se entreteje entre las jacarandas forzadas a florecer prematuramente ante las adversidades del entorno, y las incontables mujeres que

también sufrimos la falta de condiciones propicias para una vida plena, en libertad y bienestar.

Las jacarandas que aún persisten representamos ese 73% de las mujeres que convive con el constante temor de ser víctimas de violencia. Los millones de mujeres dedicadas a los cuidados en México, cuya salud y bienestar se ven gravemente afectados; las explotadas en un cruel mercado de trata, donde el 70% son niñas y mujeres. También están aquellas mujeres maltratadas en la política; las acosadas en sus lugares de trabajo; las que laboran en la informalidad sin acceso a una pensión justa para su retiro; las que reciben menor remuneración a pesar de trabajar más que los hombres; las revictimizadas por las autoridades; las sometidas a manipulaciones psicológicas sufriendo una realidad asfixiante para su vida. Las golpeadas, las agredidas, las violadas, las tratadas como meros objetos decorativos en lugar de seres humanos; las trabajadoras domésticas cuyas prestaciones no son reconocidas.

La marcha del 8 de marzo fue un poderoso acto de resistencia y solidaridad. No obstante, en este paradójico periodo denominado tiempo de mujeres, resulta imperativo forjar las condiciones propicias para el florecimiento de nosotras las jacarandas que aun resistimos, pues las consecuencias podrían ser todavía más funestas para nosotras y nuestros entornos.

En memoria de las jacarandas que ya no danzaran con la brisa primaveral, en honor a nosotras, las que aun persistimos en medio de las adversidades, y por el futuro de las nuevas generaciones de jacarandas.