El Rey Carlos III tiene cáncer; Sara Ferguson, la Duquesa de York, tiene cáncer; Kate Middleton, la Princesa de Gales, tiene cáncer; lejos están los tiempos en los que el Príncipe Harry y Megan Markle eran los mayores problemas de la casa de Windsor. Desafortunadamente para la corona británica los problemas de salud no son los únicos a los que se enfrentan.
En noviembre del año pasado se hizo público que en los ducados de Lancaster y Cornualles, el Rey tomaba el dinero de las personas que fallecían sin dejar testamento ni herederos. Esta practica conocida como “Bona Vacantia” y que data de la época medieval, ha generado lucrativos ingresos a la corona que han sido utilizados para reformar el inmenso patrimonio inmobiliario de la realeza, desde mansiones a cotos de caza. Hizo falta una donación millonaria para evitar la indignación y el rechazo público.
No son las únicas propiedades del Rey en disputa. En Sudáfrica piden a Reino Unido que se devuelva el diamante mas grande del mundo conocido como “La Estrella de África” y que adorna el cetro real que uso Carlos III en su coronación; al mismo tiempo India quiere sus tesoros de vuelta y prepara una extensa campaña diplomática para recuperar el diamante Kooh-i-noor, una impresionante gema que forma parte de las joyas de la corona británica.
En América también hay focos rojos. Después de que Jamaica nombrase a un comité para cortar lazos con la monarquía de Reino Unido y convertirse en una republica, varios miembros de la Comunidad del Caribe (Caricom) se han reunido para demandar compensaciones a la familia real británica por su rol en la trata de esclavos durante la época colonial.
Pero no todos los problemas vienen de fuera; en su propio país, miles de británicos republicanos se organizaron desde el fallecimiento de la Reina Isabel II hace dos años en un movimiento bajo el lema “NOT MY KING”. Este movimiento republicano que lucha por la abolición de la monarquía se ha fortalecido con los recientes e inagotables escándalos de la familia Windsor. Sus protestas han cobrado notoriedad y relevancia conforme se han hecho mas frecuentes y de mayor numero de manifestantes. El diario ingles The Guardian publicó que la aprobación de la monarquía está en su punto histórico más bajo: sólo 3 de cada 10 británicos considera a la monarquía como “muy importante” para su país.
Desde la partida de la querida monarca, la tragedia no ha dejado de atormentar a la corona. Las filtraciones de información para dañar la imagen del príncipe Harry por su propia familia; la estrecha relación del Príncipe Andrés con Jeffrey Epstein y las serias acusaciones de agresiones sexuales; los errores de comunicación del equipo de Kate Middleton durante su ausencia y la suma de problemas que acechan por todo el mundo nos hacen preguntarnos: ¿Seremos la generación que presencie el fin de la monarquía?